Hoy sólo
quiero un poco de paz y de silencio, al menos durante unas horas. La semana
está siendo muy dura, mi estado de ánimo no acompaña y mi cabeza no deja de pensar,
de darle vueltas, de buscar respuestas. Me siento triste y desanimada con todo,
abatida. Se acercan las navidades y yo no tengo ninguna ilusión por vivirlas,
no quiero celebrar nada… Necesito la mañana para
descansar, para vivir mi dolor sin tener que ver a nadie y hacer esfuerzos por
aparentar entereza. Quiero estar sola. Me gustaría quedarme en un rincón y
desaparecer. Ojalá pudiera aislarme del mundo, de todo, durante varios días. Me
iría con Goku, lejos, lejísimos, donde no tuviera que estar pendiente de poner
buena cara. Sé que todo el mundo comprende y empatiza conmigo y con lo que
estoy pasando, todos se muestran súper comprensivos conmigo. Pero aún así sigue
habiendo esfuerzos que tengo que hacer y que preferiría no tener que hacerlos.
Si me dieran a elegir, no celebraría ningún acto estas navidades, ni
Nochebuena, ni Nochevieja, ni nada de nada. Dejaría pasar el tiempo y los días,
sin más. Pero está mi familia, están mis sobrinos, y tengo que hacerlo por
ellos, aunque las ganas de llorar me estén acompañando en todo momento. Ya
veremos cómo consigo sobrevivir a estas semanas.
Últimamente
se nos pasa de todo por la cabeza. Cuando ocurre algo para lo que no hay
explicación, es inevitable ponerte a buscar respuestas de las formas más
curiosas. Es lo que tiene la mente, que no puede parar hasta que consigue
encajar las piezas y darle algo de sentido a lo que está viviendo, y más, a lo
que está sufriendo. Hay dos teorías absurdas que me gustaría compartir, sacar
de mi pensamiento, porque aún siendo ridículas y extravagantes, no dejan de
revolotear por mi mente. Al pensarlo con calma, me da hasta vergüenza decirlas
en voz alta, pero están ahí, y ojalá llegue un momento en que tengamos súper
claro lo que ha ocurrido y las lleguemos a descartar.
1.
Algo maligno en mi casa… Ya sé que suena a película barata de terror.
Es más una idea de Goku, pero que cuando compartió conmigo, mi mente le pudo
dar todo el sentido del mundo, al menos por un tiempo. Teníamos una periquita,
que se llamaba Daeneris, que nunca consiguió poner huevos, o si los ponía,
siempre estaban vacíos, y al final se murió en el intento, sin llegar a ser
madre en ningún momento. La pregunta es: ¿es que hay algo en mi casa, en el
ambiente, que influye negativamente en la maternidad, venga de quien venga?...
2.
Un error de laboratorio… Teníamos 6 embriones, 3 buenos y 3 malos.
Cuando le pregunté a la bióloga que habló con nosotros qué pasaría si me
hubiesen puesto los embriones “alterados”, me dijo que claramente habrían
acabado en aborto. Y eso es justo lo que ha pasado. La pregunta es: ¿pueden
haber cometido un error y nos hemos quedado con los 3 embriones malos y se han
podido destruir los 3 embriones sanos?. Esto sería algo horrible, porque
significaría que los dos que nos quedan acabarían en aborto también o en el
peor de los casos, en niños con problemas mentales o malformaciones...
No sé si a lo
largo de los días irán apareciendo más teorías absurdas sobre lo que nos ha
pasado. Obviamente, nos falta la respuesta médica, que seguramente estará mucho
más acertada que éstas razones que se nos ocurren a nosotros. Lo que más temo
es que me acaben diciendo que no tiene explicación clara, y que son simplemente
cosas que pasan, y que a nivel estadístico es una probabilidad más, aunque sea
pequeña, y nos ha tocado a nosotros. Temo también que concluyan diciéndonos que
no le demos más vueltas, y lo aceptemos sin más. Eso me dejaría muchas
incógnitas abiertas, y lo peor, no poder tomar precauciones o medidas de cara
al siguiente embarazo.
Tampoco
quiero hablar con nadie de estos asuntos, porque siento que cuando lo hago,
pierdo objetividad, me afloran las lágrimas y dejo de pensar con claridad y
sólo siento rabia. Y tampoco quiero escuchar a la gente consolándome,
quitándole importancia a lo que ha pasado, dando ¿por sentado? que la próxima
vez será la definitiva. Sé que es lo que tienen que decir, lo que a ellos les
hace sentirse mejor cuando lo dicen, pero no es la verdad. Jamás pondría una
mala cara cuando se dirigen a mí intentando darme consuelo, ni se me ocurriría,
todo lo contrario, sonrío y agradezco el interés que tienen en reconfortarme,
acepto los abrazos y las palabras que quieran darme. Porque sé que en el fondo
no hay consuelo posible, y al menos prefiero quedarme con la buena intención de
la gente. Ya soporto suficientes rabias por mí misma, no puedo permitir que el
resto de personas me despierten más. Por eso quiero y necesito estar a solas,
con mi silencio, con mis pensamientos, con mis dolores y con mis teorías
absurdas.