lunes, 26 de noviembre de 2018

EVASIONES


Así es como me paso la mayor parte del día, evadiéndome. Temo no estar resolviendo bien este último fracaso reproductivo, porque si te digo la verdad, lo estoy pensando poco. Me descompuse el día que nos dieron el negativo, y quizá el siguiente también. Pero hasta ahí. Puse en seguida una barrera a la pena, y hasta hoy. Hablo con algo de dolor cuando le tengo que contar a alguien lo que nos ha pasado, pero ya he dejado de emocionarme o llorar, como me ha sucedido otras veces. Y en esta ocasión, tampoco he escrito demasiado sobre mis sentimientos. He escrito más sobre soluciones, o una la lista de cosas que no están bien que me hice ayer, para ver si arranco con algunos temas. Pero me doy cuenta que estoy alejando inconscientemente las emociones, lamentaciones, rabias, sufrimientos… Como si todo esto le estuviera pasando a otra persona que no soy yo. Hasta me resulta extraño cuando veo que Goku se derrumba o se viene abajo. No me sale consolarle con palabras, no las encuentro, así que cuando le veo así, sólo le abrazo y le digo que está bien, que puede sentirse así, que tiene derecho, y que ya se le pasará.

Lo que pasa es que aunque yo no esté permitiéndome venirme abajo o llorar, el cansancio psicológico sé que está ahí, el arrastre de un nuevo intento fallido se va sumando, y pesa un montón. Y lo sé porque noto que no tengo ganas de nada, especialmente me doy cuenta que evito a la gente, y sólo quiero estar sola. En esos momentos en los que me encuentro sin nadie a mi alrededor es cuando mejor me siento, como con cierto alivio y bienestar. Este fin de semana he hecho un pequeño viaje de fin de semana a Orihuela para estar con dos amigas que viven allí, y te juro que uno de los mejores momentos que he vivido ha sido el trayecto de ida y vuelta, sola en el coche, con mis pensamientos, conduciendo (que me relaja y me encanta). Y me he dado cuenta de lo mucho que me gustaría hacer un viaje yo sola, por cualquier parte.

En el trayecto de vuelta, decidí parar a tomarme un café porque notaba algo de sueño y cansancio, y en lugar de salirme en una vía de servicio, vi la posibilidad de tomar la salida a Elche, y sin pensarlo mucho, la cogí. Acabé en el centro del pueblo, en una plaza espectacular al lado de una Iglesia enorme. Me fue muy fácil aparcar y decidí darme un pequeño paseo y buscar una cafetería mona, me tomé un café y volví a la carretera. Bueno, pues analizando un poco cómo me sentía, me di cuenta de que estaba pletórica, con un gusanillo en el cuerpo súper agradable, que hacía muuuuuuucho tiempo que no experimentaba, que el paseo por un lugar desconocido me había sentado de maravilla, y notaba como si hubiera rejuvenecido 10 años, con mucha vitalidad y energía. Me estoy planteando poder repetir momentillos como éste, la verdad, me sentó súper bien. Evadirme. Y en soledad…

lunes, 12 de noviembre de 2018

BETA NEGATIVA


Llevo un rato organizando ideas, sentimientos y pensamientos en mi cabeza, porque quiero hablar de muchas cosas y no quiero enrollarme mucho, a ver si lo consigo. Entre otras cosas porque aunque escribir acaba siendo muy catártico para mí, me lo paso muy mal mientras lo hago, y llevo días intentando distraer mi mente para no pensar y así poder reponer fuerzas. Pero ahora toca contar, escribir, tomar contacto, soltar y digerir.

Los días siguientes al último día que escribí, yo seguí haciéndome tests en casa, eso era impepinable, hasta el mismo día de la Beta. Todos blancos. Pero sigo defendiendo que para mí es una necesidad y parte de este mismo proceso (en mi caso, para mí, hablo de MI propio proceso), y que de alguna manera me prepara para poder manejarme con el impacto de tener que escuchar que no me he quedado embarazada. Porque así fue. Me sacaron sangre a las 9:00 y a las 10:30 me llamaron para decirme que la Beta había salido a 0, y que Juana quería verme o ese mismo día o al día siguiente como mucho, que no dejase la medicación hasta después de la visita con ella, porque había dicho que era importante que fuese a la cita con toda la medicación que llevaba. Aún así, lloramos, y mucho, porque por absurdo que parezca, yo sigo creyendo en los milagros (cada vez menos…) y una parte de mi mente y de mi corazón guardaban un rayito pequeño de esperanza hasta que me dijeran “no estás embarazada”. Pero vale, se acabó. Allí se quedaban de nuevo todas mis ilusiones. Porque de verdad que esta vez iba con menos dudas que otras veces. Hasta que me hice la prueba de embarazo en casa, yo daba por hecho que estaba embarazada, que esa vez era la buena, que habían arreglado mi problema principal y todo iba a salir perfecto. Con algo de miedo, pero con más seguridad que nunca. Esto lo digo para que luego no me venga nadie con que “la mente es muy poderosa y hay que verse embarazada para que realmente ocurra”. Pues no. No siempre depende de lo receptiva que esté tu mente a quedarte y verte embarazada. Y te lo digo yo, que soy psicóloga y creo en el poder de la mente como algo súper positivo, pero CON CABEZA por favor, que no influye de forma mágica. Y no existe eso de “si vas pensando que es un NO, acabará siendo un NO”, como si un negativo lo provocase nuestra mente por estar negativas. Me parece una crueldad. Cuando va a ser un NO, no importa la forma en la que lo estés abordando psicológicamente. Va a ayudarte a ti, eso sí, eso no lo cuestiono, y eso es algo importantísimo, pero no al embarazo como tal. He escuchado y leído muchas culpabilidades por estas cosas y me gustaría que la gente fuese un poquito más sensata con su responsabilidad en un negativo. Bueno, lo dejo ya, que no quiero extenderme mucho más en esto, y no sé si hoy estoy precisamente en mi mejor día para explicarme con claridad.

Nos reunimos con Juana y con Sara al día siguiente. Y sobre esta reunión, he sacado algunas conclusiones muy positivas. La primera de ellas es que por primera vez, nos trataron con una seriedad aplastante, pero también con una empatía que nunca antes había visto en ellas. Estaban tristes!!, lo juro, sobre todo Juana estaba muy disgustada, y se lo notaba. Un poco después de salir de la consulta, su hermano Juan que ese día estaba por allí nos lo confirmó, que cada negativo para Juana era duro, que llegaba a despertarse de madrugada porque había estado dándole vueltas a qué había podido pasar, e incluso llegaba a mandar en ese momento mensajes al grupo de Whatsapp del Equipo para que no se le olvidase mirar tal o cual cosa, o comprobar alguna hipótesis que le rondaba por la cabeza. No tendrían por qué mentir en estas cosas, ni fingir. O igual eran mis ganas de percibir apoyo, pero lo que yo sentía es que las dos se encontraban disgustadas y un poco agobiadas con el resultado. Y la segunda conclusión que saco y que agradezco enormemente, es que asumieron en todo momento que el fallo lo habían tenido ellas, no dejaron cabida al azar, ni sacaron balones fuera, no me tuve que escuchar en ningún momento la típica frase que siempre escuchamos de “es que no sabemos qué ha podido pasar, sólo nos queda seguir probando”. En este caso, no fue así. Estuvieron mucho rato dándole vueltas a los posibles fallos, y a mí me reconfortó muchísimo verlas así y poder escuchar “está claro que en algo hemos fallado y vamos a encontrarlo”.

Y ahora, a ver si consigo darle un mínimo de sentido a lo que me explicaron, si es que acaso llegué a entenderlo en algún momento, porque me encontraba completamente embotada. Así que yo lo voy a explicar a mi manera y con mis palabras, pero no garantizo que sea esto exactamente así. Me hicieron una ecografía y vieron que el útero no tenía una buena forma, y que el Endometrio estaba deformado e hinchado, que había crecido exageradamente, y desde luego, no les gustaba nada. Pensaron que podía tratarse de un efecto de llevar medicación en exceso. Hasta el día de la transferencia, mi Endometrio se había comportado de forma genial, creciendo adecuadamente, y con una forma bonita, y por eso seguimos adelante, pero desde la Transferencia hasta ese día había crecido exponencialmente y se había deformado, y eso sólo podía ser como respuesta a la medicación. Dedujeron que mi grosor de Endometrio no puede superar los 5mm el día de la Transferencia, porque luego crece muchísimo más, y tengo un útero pequeño, con lo cual partir de un Endometrio más grande, era un error, y daría al traste con la implantación. Me parece algo súper paradójico, mi mente todavía se cortocircuita un poco al pensarlo, porque me he pasado muchísimo tiempo haciendo de todo y tomando de todo para que mi Endometrio creciera cuanto más mejor (pastillas, parches, pinchazos, viagra…) y resulta que ahora hay que frenar ese crecimiento porque mira cómo reacciona después. La conclusión es que mi útero no responde bien con tanta medicación y hay que bajarla. Lo que también me pareció entender es que esto no era sólo resultado de este último intento (que ha sido cuando menos medicación he llevado), sino que esta forma anómala de responder a los estrógenos y la progesterona, viene de mucho más atrás, y de la “ingente” cantidad de hormonas que he estado tomando durante tantos otros intentos, y que han conseguido que mi sistema hormonal vaya loco. El resultado es más inflamación de la que correspondería tener y hay que eliminarla antes de volver a enfrentar un nuevo intento. Por tanto, estaré tomando durante un tiempo, un medicamento que se va a ocupar como de “secar” y desinflamar la zona, que se llama Visannette. Después haremos un ensayo con un ciclo y muy poca medicación y observando mi endometrio y mi útero desde el posible día de la transferencia hasta la posible Beta días después, para ver cómo va respondiendo. Y cuando tengamos clara la pauta, la dosis correcta para mí, volveríamos a intentarlo, pero no antes.

Esta es la causa que consideran más probable que haya ocurrido. Pero Juana además tenía otra hipótesis, quizá con un poco menos de fuerza que la anterior, pero que igual había que plantearse también en algún momento. En uno de los bordes del Endometrio, se veía un bolita negra, muy pequeña, que significaba una dureza, un poco de Adenomiosis justo en la zona donde antes estuvo la sinequia uterina. Juana piensa que es posible que el embrión haya podido intentar implantar justo ahí y por eso no ha cogido. Ella es de la opinión que cualquier mínima alteración puede influir, y que hasta podría ser probable que justo esa zona llamase la atención del embrión más que otras, porque no deja de ser una inflamación al fin y al cabo, y el embrión va pululando por el útero hasta que decide pararse en un momento dado, atraído por algo, y nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que hace que se pare en un sitio y no en otro. Ella cree que esto se solucionaría poniendo dos embriones, porque si esto es así, uno intentaría implantar en esa zona, y el otro implantaría en terreno “bueno” por fuerza. Sara le recordó que nosotros teníamos mucho interés en ir de uno en uno, por recomendación de las inmunólogas (que no podemos olvidar que esas otras cosas también están ahí). Y porque en una de las primeras ecografías, la misma Juana me recomendó poner sólo un embrión dado que mi útero era más pequeño de lo habitual. Al final, decidimos posponer esta decisión, e ir viendo cómo se comporta mi Endometrio con todos los cambios que íbamos a estudiar, y veríamos después qué hacíamos con este otro tema. Me reconoció incluso que no se encontraba ese día bien de ánimo para ser objetiva, porque estaba muy disgustada con nuestro caso. Yo también prefiero no pensar en esto ahora e ir paso a paso.

martes, 6 de noviembre de 2018

LO QUE NO HAY QUE HACER, O SI...


Hemos hecho lo que no había que hacer, pero lo que ambos sabíamos que acabaríamos haciendo en cualquier momento. Estoy en mi día octavo desde la Transferencia, en realidad el día 8 se cumpliría esta noche a las 22:00, ya que la Transferencia fue el Lunes pasado a las 22:07, y no sé si esto puede ser significativo… El caso es que esta mañana ya no aguantábamos más y hemos hecho un test de embarazo casero, de estos que compras 20 por Internet a 10 euros, y que te aseguran que tienen una sensibilidad de 10 unidades y una fiabilidad del 97%. Y ha salido blanco, blanco nuclear, ni atisbo de rayita, ni sombra, ni nada de nada, no da lugar a confusión.

Estamos hechos polvo desde entonces, claro, era lo esperable. Yo no he parado de mirar en Internet esta mañana casos donde el TE ha dado negativo y luego la beta positiva. Quien haya pasado por estas cosas me entenderá mejor que nadie. ¿Conclusión?, la misma de siempre, que hay de todo, que hasta la prueba en sangre no se puede adelantar nada, que no deberíamos haber hecho el test, que quizá todavía es pronto, a 2 días de la Beta. Y es posible que así sea. Pero francamente, no ver una rayita a estas alturas, me hace pensar en la posibilidad de un negativo a la vista y me da la oportunidad de procesar esta posibilidad a mi modo, a mi ritmo, en mi soledad, conmigo misma y con tiempo… Y estar preparada, para que cuando el Jueves vayamos, si el resultado sigue siendo negativo, el jarro de agua fría no nos caiga de sopetón, y con el alma desnuda delante de otra persona. Pero el día que nos estamos pasando hoy, los dos, es lo peor de todo, asimilando y llorando, y pensando en todo lo que se viene por delante en los próximos días y en las próximas semanas. Todavía me queda un pequeño punto de esperanza, no la quiero perder al 100%, y no voy a escribir más sobre esto hasta no tener la prueba definitiva. Ojalá vuelva por aquí dentro de unos días con mejores noticias, y siendo un ejemplo más de los muchos que he leído esta mañana donde acaba habiendo una beta positiva y un embarazo saludable, con un test negativo en orina. Pero hoy ya no miraré más, ni escribiré más, y si puedo, no pensaré más.

lunes, 5 de noviembre de 2018

Y DE NUEVO EN BETAESPERA





Aquí me encuentro hoy, en mi séptimo día de Betaespera, y con muchas cosas que contar, porque la verdad es que no me he sentado a escribir desde hace semanas. Finalmente, la fecundación de los óvulos no fue el día 17, sino una semana después, el día 24, igual que la entrega de la muestra de Goku, ese mismo día. Yo empecé a preparar el endometrio con Meriestra y Utrogestán, para que estuviera listo para la transferencia, que fue el día 29 de Octubre. Llegaron a Blastocisto 3 de los embriones que fecundaron, y congelaron dos de ellos, porque nosotros teníamos muy claro que sólo nos íbamos a poner uno.

El día de la transferencia fue intenso y largo. Teníamos a las 14:00 una última ecografía de control y una prueba de transferencia, como un ensayo que hacen con la cánula para ver cómo se encuentra la entrada al útero y asegurarse que no hay ningún obstáculo ni problema. Todo salió súper bien, tenía un Endometrio de 7mm, que para mí es más que suficiente, y se veía trilaminar y muy bonito. Se programó la transferencia para las 19:00. Decidimos salir a comer por ahí y luego ir a casa, darme una ducha y salir para la Clínica. Llegamos allí a las 18:30, y nos llevaron a una habitación con una cama y un silloncito. Nos avisaron que había un poquito de retraso, pero no imaginábamos que iba a ser tanto!, hasta las 21:30 no vinieron a por nosotros. Fue horrible la espera, tenía tanto pis que ya no sabía cómo ponerme, tuve que vaciar un poco la vejiga al final o explotaría.

Por fin pasamos al quirófano, donde esperaba Juana con una enfermera. Se le notaba cansada, y no me extraña, llevaba más de dos horas de retraso, y seguro que la tarde no había sido fácil, pero me trató con mucho afecto y simpatía. Creo recordar que iba explicándome todo lo que iba a hacer, pero no recuerdo mucho de sus palabras, sólo recuerdo que tenía muchísimo frío y no dejaba de temblar. El potro era distinto al que tienen para hacer ecografías y demás, es como mucho más grande, muy, muy alto, y al final Juana acaba teniendo la cara prácticamente dentro de ti (qué sensación más rara…). Nos enseñó en una pantalla a nuestro embrión, cómo eclosionaba una parte y salía como una burbujita. Creo que esto lo hacen para ayudar con la implantación. Mientras la enfermera me untaba la tripa y ponía el ecógrafo externo para que se viera el Endometrio, Juana introdujo la cánula, que sólo me molestó levemente, pero algo súper soportable. Cogí la mano de Goku y se dispuso a introducir el embrión. Vimos el destello en la pantalla, el puntito blanco, TODO, fue muy emocionante!. Pero cuando la embrióloga se llevó la cánula, vino diciendo que el embrión se había quedado pegado en ella, y que había que repetir. No sé qué sentí en ese momento, un poco de desolación y mucho miedo a que pudiera salir mal. Juana ya había quitado la cánula y tuvo que volver a meterla, y esta vez molestó un poquito más, pero bien. Intentó tranquilizarnos diciendo que estas cosas a veces pasan, y que no nos preocupásemos que todo estaba yendo bien. Intenté bromear diciéndole que eso era porque lo habían tratado muy bien allí y no quería venirse con nosotros. Pero me sentía muy mal, al borde del colapso. A día de hoy todavía no me convenzo del todo de que no pasa nada, que el embrión no tuvo por qué sufrir y seguro que no se vería afectado. En el segundo intento, se supone que por fin entró. Respiramos aliviados, pero yo no me quitaba el suceso de la cabeza. Como veía a Juana muy segura, quise no darle más importancia. Ella comentó: qué ganas tiene este embrión de agarrarse a donde sea!. Ojalá tenga razón y eso signifique que se va a agarrar a mí con fuerza.

Desde ese día casi no me he movido. Soy consciente de que es totalmente innecesario guardar tanto reposo. Pero es más una necesidad mía personal que algo directamente relacionado con el embarazo. He podido organizar mi trabajo para poder estar de baja al menos hasta la Beta, que será el próximo día 8 de Noviembre, dentro de 3 días. Y además, tengo a mi madre y a mi marido como inspectores de Hacienda, detrás de mí todo el día para que no haga ni el más mínimo esfuerzo, y ciertamente, me estoy dejando cuidar, porque me encuentro muy sensible, y en el fondo tantos mimos me reconfortan bastante.

Sobre cómo estoy llevando esta Betaespera, tengo que decir que casi sin síntomas de nada. Notaba los primeros días tironcitos como de regla, pero nada significativo, ya que incluso el día de antes de la Transferencia ya los notaba, creo que debido a la Progesterona. Ayer incluso desaparecieron. Y sólo esta mañana, al despertarme sobre las 5:30 de la madrugada, he empezado a notar una leve, muy leve, angustia y el estómago como revueltillo, y así ha seguido el resto del día. En el fondo me emociona muchísimo sentir náuseas. Recuerdo en mi tercer embarazo que fueron horribles, que casi no me dejaban llevar una vida normal. Pero esta vez me emociona tenerlas, me da igual estar muriéndome de asco y de náuseas el día entero si eso hace que mi bebé se quede conmigo.

martes, 2 de octubre de 2018

ILUSION RENOVADA


Hoy tengo muchas cosas que contar… Y por una vez, buenas!. Aunque esto no quiero decirlo muy alto, porque aún nos queda bastante camino por delante y no quiero adelantar acontecimientos. Lo que sí vamos a adelantar es la posible transferencia. Porque el otro día en la revisión, todo estaba en su sitio. El útero despejado de adherencias y con espacio suficiente para poder crecer, y el endometrio fino, pero también suficiente, dado que mi útero es muy pequeño de normal. Varias veces he preguntado si esto podría ser un problema (que fuese tan pequeño) y siempre me han dicho que no, que como mucho, sólo podríamos poner un embrión para evitar un embarazo múltiple, pero más allá de eso, nada de qué preocuparse, ya que la naturaleza hace su papel y el útero crecerá sin problemas. Hoy tienen que llamarme para decirme cuándo dejo la medicación para que me baje la regla, y cuándo vamos a programar la entrega de la muestra de esperma de Goku. Si todo cuadra, será aproximadamente para el día 17, y luego hay que esperar unos días a que fecunden los óvulos, y unos pocos días después si todo está correcto, sería la transferencia. Todo esto contando con que los números, fechas y evoluciones cuadren.

Así que no puedo estar más contenta, la verdad. Yo me imaginaba que hasta Navidades no podríamos empezar, y resulta que me llevé una gran sorpresa el otro día. No pude casi ni reaccionar, me quedé como bloqueada. Está claro que no estoy acostumbrada a las buenas noticias y a que las cosas sigan su curso normal. A día de hoy, soy mitad angustia, mitad esperanza. Ese tipo de mezcla emocional tan característico en mí en los últimos años de mi vida. Se van sucediendo en bucle: miedo-ilusión, angustia-esperanza… esas son las más comunes.  Pero como siempre, intento hacerme el firme propósito de iniciar cada nuevo intento con ilusión renovada y dando todo de mí, porque cuando mi bebé sea real, yo quiero que haya tenido de mí TODO lo que se merece, desde el principio. Pero para eso, aún tengo que deshacerme de la potencia que tienen los miedos en mi mente y en mi corazón.

En la revisión del otro día sólo me atendió Sara Fortuño. Y muy bien, la verdad, a veces no sé si lo prefiero, porque siento que me entiendo bastante bien con ella. Me gusta Juana, no deja de sorprenderme y fascinarme a partes iguales su personalidad y su manera de actuar. Pero Sara transmite un tipo de paz que Juana no, lo que Juana transmite es más dinamismo. Quizá ambas acaban siendo la mezcla perfecta para momentos distintos, y yo creo que ahora necesito mucho más la paciencia de Sara que la energía de Juana. Y como escuché decir en el grupo hace tiempo: Sara es la experta en úteros y Juana en diagnósticos y transferencias. Yo no sé si esto será cierto, pero también me da confianza saber que mi útero lo está valorando Sara. Imagino que después intercambian opiniones y toman decisiones conjuntamente, sería lo esperable, claro, como hacían en CREA, que se reunían un día de la semana para valorar cada caso en particular, entre todos.

Ese día, yo había preparado también una lista con todo lo que tomo, con todos los tratamientos y suplementos que llevo, para preguntar cuáles mantengo y cuáles quito, y te juro que Sara se moría de la risa, de ver tanta cantidad de cosas, aunque intentaba disimularlo (o no…). Comprendo que a su parecer, la mayoría de las cosas que yo tomo, sobran, ya que ellas siempre han tenido claro que mi único problema para sacar adelante los embarazos era la sinequia uterina que tenía, y claro, desde esa perspectiva, estar tomando medicación para tantas otras cosas, es absurdo. Pero agradezco que se tomara con calma valorar cada uno de los tratamientos, y finalmente acordamos mantener los siguientes:
·       Eutirox para controlar la Tiroides y el síndrome de Hashimoto, porque además llevo la dosis más bajita (25) y de momento me ha estado funcionando bien.
·       Metformina para la resistencia a la Insulina. Ésta me dio a elegir a mí, porque para ella era innecesaria en mi caso, ya que allí la administran sólo para temas ováricos. He decidido mantenerla también porque la dosis que tomo es bajita, igual que la anterior (850).
·       Uno de los antioxidantes, ya que llevaba un montón, y el que he elegido mantener es el Ubiquinol de 100.
·       Vitaminas prenatales de Natalben.

Y ya está. Una lista bastante más corta que la que he llevado hasta ahora. Me tranquiliza que no se opongan a las pautas de medicación de Diana Alecsandru, y aunque las consideren innecesarias, las acepten. Supongo que contribuye el hecho de que las dosis que me ha puesto también son súper bajitas, más a modo paliativo que un tratamiento en sí. Así que una semana antes de la transferencia, tomaré Dexametasona (1´5mg) y a partir de la transferencia, Prednisona (7´5mg). Otra cosa que también han dejado un poco en mis manos, es la toma de Vitamina D. Por ellas, no tendría que tomarla, porque los estudios al respecto no son muy concluyentes, pero Silvia Sánchez Ramón sí me la pautó como algo importante, y aún no he decidido qué hacer. Y el único frente que nos quedaría por resolver sería la Heparina y el Adiro. Sé que no son nada partidarias de que tomemos Adiro, especialmente por el tema de los sangrados, que parece que son bastante habituales en los embarazos que han pasado por histeroscopias quirúrgicas. Y la Heparina la suelen poner por protocolo a casi todas las pacientes después de la transferencia, pero sólo unos meses, y luego la quitan. Yo no las estoy llevando ahora (ni la aspirina ni la heparina), porque eso sí me dejaron claro que antes del embarazo no tenía sentido y además me salen a veces bultos cuando no se me disuelve bien, y eso les parecía más peligroso que no llevarla.

martes, 18 de septiembre de 2018

ME AYUDO A MI MISMA


Sigo consiguiendo no caer en el desánimo, por suerte. Te juro que otras veces suelo ser muy consciente de mis recursos y de saber cómo estoy consiguiendo avanzar en cada momento, pero ahora no tengo ni idea de cómo lo estoy haciendo. Sólo voy tomando pequeñas decisiones, sin detenerme mucho en ellas ni postergarlas a un análisis más en profundidad. Casi de forma espontánea he dejado de mirar cosas en Internet sobre infertilidad, abortos, intervenciones…, algo que en otro momento hubiera sido un suplicio conseguir, porque creía que era inevitable para mí. Pero no. Ya ves que puedo sobrevivir sin realizar miles de consultas. Debe ser que me he machacado tanto a mí misma últimamente con la idea de confiar, que ni si quiera siento ya curiosidad por conocer lo que yo estoy viviendo en palabras y testimonios de otras personas. Quizá estoy aceptándome como “única” dentro de este mundo (por no decir, rara, bicho, o anormal). O puede ser que haya llegado a un punto de saturación, en el que más información conseguiría hacerme explotar irremediablemente.

Otro pequeño paso que he dado, ha sido salirme del grupo de Whatsapp de las “Chicas Crespo” (que es el nombre que yo le había dado). Sé que era una necesidad para mí, pero también me ha dado mucha pena. No es que haya llegado a intimar demasiado con ellas, pero en estas situaciones acabas cogiéndole mucho cariño a todas las personas que ves sufrir como tú. Creo que son los embarazos a mi alrededor que con más alegría he estado llevando últimamente, por lo esperanzadores que suponen. Todas somos luchadoras incansables, y no veas la ilusión que hace ver cómo la mayoría van llegando a la meta. También genera a veces el desaliento de estar quedándote atrás, pero al final, tarde o temprano, todas llegaremos. Lo sé. Ver el triunfo en otras mujeres, a mí me ayuda en estos casos, y procuro verme a mí misma como una historia esperanzadora más en el futuro, aunque todavía no haya llegado a la meta después de casi 4 años. No sé si le pasará a más gente en este tema, pero al final acabas pensando que los únicos embarazos merecidos son los que han costado sudor y lágrimas. El resto de embarazos a tu alrededor, te parecen súper injustos. A mí me pasa… Llevaba muchos días sin participar en el grupo, porque he intentado evitar entrar todo lo posible. Pero no me parecía correcto estar en un grupo así y no dar ni los buenos días, ni comentar nada, me resultaba hasta maleducado por mi parte.
Hoy siento que estoy un pasito más adelante. No sé por qué. Y eso que no ha pasado nada significativo, pero voy viendo resultados en mí misma, en mi forma de afrontar este nuevo contratiempo. Porque es exactamente eso, algo que va “ en contra del tiempo”. Como mínimo tendremos que esperar hasta Navidades para poder continuar. Las adherencias tienen que desaparecer, el útero tiene que estar perfecto, y mi cuerpo tiene que descansar de tantas pastillas. Hasta que eso no esté al 100%, no nos vamos a arriesgar. Voy mentalizándome de ello. Unos meses más, sólo es eso. Realmente no está tan lejos!. Yo puedo!.

martes, 11 de septiembre de 2018

PUES LO ASUMO


Me estoy volviendo toda una experta en asumir, tragar y seguir adelante como sea. Sería una completa ilusa si pensara que por una vez las cosas iban a salir rodadas y acordes a los plazos y evoluciones esperables. NUNCA sucede así para mí, nunca al menos en este tema. Me he autodenominado a mí misma muchas veces “la rarita de los cojones”, pero me merezco con creces ese apelativo. Lo que yo deseaba (que no necesariamente “esperaba”…) es que mi última cita en la Clínica, fuera una cita de revisión en la que todo estuviera yendo bien y avanzando como toca, pero se convirtió en un auténtico infierno para mí. Llegamos a la consulta y esta vez nos atendió sólo Sara Fortuño. Me hizo una primera ecografía y ya le cambió la cara (y eso que no suele ser demasiado expresiva, pero yo lo capto todo, por suerte o por desgracia). Veía algo que no le gustaba, que no le cuadraba. Me dijo: Ojalá me equivoque, pero creo que se han vuelto a producir más adherencias, voy a meterme con Histeroscopia para comprobarlo, pero estoy casi 100% convencida que es eso lo que me voy a encontrar. Y es eso lo que encontró. Nuevas adherencias, justo en el mismo sitio, y me explicó que la cirugía a veces deja demasiado fresca la carne y si tarda en cicatrizar, se vuelve a pegar. Como si se tratara de un bombardeo en mi cabeza, una y otra vez me venía la pregunta ¿y esto se hubiera podido evitar con el balón uterino?. Pero no la hice. Porque siempre prefiero escuchar las cosas hasta el final, por prudencia. Tampoco me lo dijo 100% claro, ni yo quiero seguir dándole más vueltas al asunto, pero por lo que Sara nos decía, entendí que la respuesta a mi pregunta hubiera sido que sí, que se habría podido evitar, y me dijo que si la cosa no mejora seguramente es lo que habrá que hacer, pero que lo que ha pasado era algo inesperable y tenía muy pocas probabilidades de ocurrir (lo que ellos no saben aún es que yo soy la “rarita de los cojones”, y espero que no tarden mucho más en averiguarlo)… Te parecerá una locura, pero ahora mismo, si en su momento fue un error o no, es lo de menos para mí, me consuela muchísimo más saber que no he perdido mi intuición, porque yo llegué a desconfiar de mi propia mente, y ahora sé que tengo un “sexto sentido”, que lo he tenido siempre, que lo sigo teniendo y que no lo perderé por mucha ansiedad que pase en este proceso. Con eso me quedo. Seré una exagerada, eso sí, siempre, y quizá no era para tanto, pero no me equivocaba. A lo mejor es el motivo por el que he podido asimilar este nuevo contratiempo desde la calma, no guardo ningún rencor ni ninguna rabia como otras veces. Recuerdo también las palabras de Juana “me tienes que dar incluso la licencia de poder equivocarme, que podría pasar, y ya me ocuparé yo de corregir el error”. Pues eso, asumir y seguir adelante, solucionarlo cuanto antes y enfocarse en el futuro.

Sara me planteó en ese momento una de las decisiones más difíciles que he tenido que tomar en mi vida, que yo recuerde. Y además tenía que ser en segundos, y ya sabes que a mí me gusta tomarme mi tiempo para pensar detenidamente todo. La Histeroscopia ya estaba en marcha y yo podía decidir, o continuar y eliminar las adherencias allí mismo (aguantado un dolor corto pero insoportable), o dejarlo para otro momento y programar una nueva cirugía y hacerlo en quirófano con anestesia (y algo que no dijo, pero que yo no me quitaba de la cabeza: y con 1360 euros menos en mi cuenta, que por desgracia no tengo). Puede parecer algo frío y demasiado práctico, pero te juro que mi principal motivación era ahorrarme todo ese dinero. Así que dije que adelante. Cogí aire y pasé por la prueba física más dolorosa de mi vida, más que las biopsias de endometrio. Grité, lloré y me agarré con todas mis fuerzas al potro, todo menos moverme ni un milímetro, que era lo más importante. Goku rompió a llorar también, de verme pasar por eso. Y menos mal que fue corto. Sara tuvo un gesto precioso conmigo después, que fue felicitarme y cogerme de la mano y acariciarme mientras me reponía un poco. Sé que me estaba hablando de manera cariñosa y pausada, pero no recuerdo absolutamente nada de lo que dijo. Por fortuna también me recuperé rápido, y el resto del día sólo tenía como una regla súper fuerte y poco más. Tomé los antibióticos que me recetaron y yo creo que en 48 horas ya estaba como si nada.

Lo que más me preocupaba en ese momento era pensar que podría volver a pasar, que podrían volver a producirse más adherencias de nuevo, y que esto se acabaría convirtiendo en el cuento de nunca acabar. Y frente a una adherencia en el útero no hay nada que hacer, no habría embarazo que saliera adelante nunca. Sara me dijo que estaba segura en un 90% que no pasaría, que estuviera tranquila. Por favor, que la mala suerte me salte esta vez!!!. Alguna vez tendrá que pasar de largo, ¿no?. Voy a seguir un plan de tratamiento con probióticos y antibióticos, y a ver qué pasa en las próximas semanas (Donna Plus, Melagyn, Varidasa, Azitromicina, Ibuprofeno y control de la alimentación). No puedo hacer más, no hay nada más que esté a mi alcance. Hasta el día 26 de Septiembre no vuelvo a tener revisión, y mientras tanto, pues lo de siempre, intentar seguir con mi vida y con mi trabajo de la mejor manera posible, y no dejar que estas situaciones me vuelvan a hundir como en el pasado. Lo consigo sólo a medias, pero hoy ya no quiero seguir escribiendo y menos por ese camino, que me puede llevar a deprimirme o deprimir a quien me esté leyendo.

martes, 7 de agosto de 2018

YO NO SOY ASI... ¿O SI?


Echo la vista atrás y observo cómo me he estado sintiendo estas últimas semanas y todo lo que ha estado pasando por mi cabeza, y siento hasta vergüenza de algunas cosas. Realmente yo no soy así. Leo comentarios y pensamientos que he escrito en otros momentos y sólo me percibo a mí misma cabreada con el mundo, asustada, insegura de todo y de todos, incluso de mí misma. Pero esa no soy yo, nunca he sido así. Creo que la infertilidad transforma a las personas, y yo lo estoy comprobando. Esta agresividad contra el mundo no es propia de mí. Tengo carácter, eso es verdad, y mi abuela Teresa decía de mí: esta xiqueta té el geni “cagat” (esta niña tiene el genio “cagado”). Y por algo sería, que las abuelas son muy sabias!!!. Y es posible que sea esa parte de mí de la que hablaba mi abuela, la que ahora tiene más protagonismo. Pero hasta hace poco, yo era tranquila, alegre, sonriente, positiva, optimista… Una de mis mejores virtudes siempre ha sido estar a buenas con todo el mundo, me gustan todas las personas, me fijo en las cosas buenas, admiro a todo el mundo por muchas razones, y de cada persona siempre me quedo con lo mejor. Soy reforzante, porque creo que el refuerzo positivo es una de las mejores armas que tenemos a nivel social. Soy humilde, tanto para hablar como para escuchar y respetar lo que otros dicen. Y no dejo de ser así!, pero en algunos momentos me transformo. El dolor, la decepción, la frustración que me ha estado acompañando en estos últimos años, saca lo peor de mí. Llevo mucho tiempo sintiendo que no me apetece estar con la gente, me satura la negatividad y los problemas a mi alrededor, excepto cuando estoy trabajando, que por suerte consigo separar y centrarme en la persona que tengo delante (dejando de ser yo).

La forma en la que estoy llevando algunos problemas al extremo. Eso tampoco es propio de mí. Pero esto es Ansiedad pura, lo sé, lo reconozco en seguida. Pierdo mi capacidad resolutiva y me acabo metiendo a mí misma en un pozo oscuro y sin fondo, donde todo es terrible y catastrófico, y todo me parece una amenaza a mi bienestar. Me encuentro a la defensiva, y lo peor es que no me doy cuenta de todo esto en el momento que me estoy sintiendo así. Me parece tan real!. Pero son mis miedos los que hablan y toman el control, no mi razón. Quiero volver a ser una persona razonable, que medita con calma las cosas, que busca opciones y recursos para calmarse y pensar con coherencia, y que mantiene el control en situaciones de tensión.

Y otra parte de mí, aunque en esta parte sí me reconozco completamente, es mi naturaleza obsesiva y mi necesidad de tenerlo todo bajo control. Me tranquiliza tener respuestas, y sobre todo me tranquiliza entender las cosas y saber qué está pasando en todo momento. Pero esto ahora es imposible, y también es peligroso, porque muchas veces me lleva a buscar respuestas en lugares equivocados. Por ejemplo, creo que me está influyendo mucho el grupo de Whatsapp y todo lo que se dice en él. He tomado la decisión de no leer lo que se comenta ni volver a preguntar más dudas, porque no son ellas las que me tienen que guiar y responder, porque están igual de perdidas que yo en estas cosas, pero como hay personas que hablan con tanta firmeza y seguridad, me confunden y acabo creyendo que tienen razón y que saben lo que están diciendo. Y NO ES ASI. Sólo Juana puede darme las respuestas que necesito, y eso es lo que tengo que hacer, trasladarle a ella las preguntas y escuchar sólo sus respuestas, sin adelantarme ni dar nada por sentado. He decidido silenciar el grupo y no volver a participar de él. Y sólo voy a mantener el contacto con las dos personas con las que hablo por privado (que además una de ellas se ha salido de este mismo grupo, por saturación, cosa que entiendo perfectamente). Al fin y al cabo ellas son las que siento que son más parecidas a mí y con las que mejor me entiendo, aunque también cargan sus inseguridades y frustraciones, como es normal.

No puedo pretender saberlo todo y entenderlo todo. Mi problema, y la infertilidad en general, es un campo TAN amplio, que si pretendo saberlo y entenderlo todo, me estoy perjudicando a mí misma. Esta no es la actitud, tengo que aprender a confiar. Lo más chistoso de todo, es que yo misma hago esta reflexión a muchos de mis pacientes sobre mi trabajo, les digo que no es posible concentrar años de experiencia y de estudio de la psicología humana en unas pocas horas de terapia, y que hay cosas que tienen que creerse sin comprenderlo del todo o sin tener toda la información, simplemente confiando en mí y en que sé lo que estoy diciendo. ¿Y no estoy haciendo yo justamente eso con Juana?, pretendo dominar y conocer a fondo todo lo que me está pasando y eso es imposible, ni soy ginecóloga ni soy experta en reproducción asistida. Tengo que parar. Por una vez, tengo que “abandonarme” a otra persona, a un equipo de trabajo que lleva años y años dedicado a estas cosas y que por supuesto saben mucho más que yo y tengo que fiarme de todas las decisiones que van tomando, incluso aunque en algún momento puedan cometer algún error o equivocarse. Lo cual no quiere decir que tenga que dejar de preguntar y de intentar comprender, pero con paciencia y respeto. Claro que quiero saber cosas y que me cuenten y me den información, pero cuando corresponda y a quien corresponda. Además, no puedo decir que no se me hayan explicado las cosas, al contrario, siempre que he preguntado, me han respondido, tanto en CREA como en Juana Crespo, con mucho detalle e interés en ayudarme a entender. Pero aún así, hay cosas que se me seguirán escapando. Y ahí es donde tengo que aprender a confiar aunque no lo tenga todo bajo control.

Lo que está claro es que necesito hacer un cambio de actitud y de mentalidad. ¿Y sabes quién me ha ayudado a percibir y entender todo esto?. La misma Juana!. Porque cuando estuvimos el Jueves pasado en la consulta, me echó un pequeño “rapapolvo” al respecto. Me lo decía asertivamente, sin agresividad y con mucho tacto, pero muy seria. No recurrió a las bromas como otras veces (y eso hasta me asustó, porque se notaba que lo decía completamente en serio y preocupada). Y menuda mirada más penetrante tiene esta mujer!!!. Reflexionándolo después con Goku, me di cuenta de que en el fondo se estaba tomando bastante empeño e interés en tranquilizarme, en ayudarme a cambiar de actitud, porque sabe que estar así no me conviene. Y se lo agradezco. Me dijo que notaba cuando a alguien le estaba costando confiar en ella, que no puede estar todo el tiempo justificando su trabajo, que tengo que dejarla hacer y darle confianza, porque así es como ella mejor trabaja. Que me despreocupe, que ella me va a dar un hijo, pero antes tiene que lidiar con mi problema uterino, y que lo conseguirá, que confíe más en ella y ponga de mi parte, porque realmente, lo único que tengo que hacer es dejarme en sus manos y pensar que todo va a salir bien. Que si ella no nota esa confianza por mi parte, le va a ser mucho más difícil. Tiene toda la razón y así se lo dije. Goku no lo duda ni un instante, le dijo varias veces que por su parte tiene nuestra TOTAL confianza. Pero Juana no le estaba hablando a él, me estaba hablando a MI. Y francamente, necesitaba escucharlo, ahora lo sé. Me he estado dejando llevar más por mis miedos que por la confianza en la Clínica, y al final me estoy perjudicando más a mí misma de lo que creía que me podrían perjudicar ellos. No hay nada que no tenga solución, y sé que estoy en las mejores manos posibles. Se acabaron ya las dudas, desde luego estoy dispuesta a cambiar esto, más por mí que por nadie. Más por mi bebé, incluso, que por nadie…

Uffff, necesitaba soltar todo esto!. Y además, voy a tener que tragarme mis palabras y mis inseguridades. Porque en la revisión se comprobó que la cirugía ha ido perfecta, que no se han producido más adherencias y que todo está bien por esa parte. El endometrio es el que sigue dando guerra. Es probable que una dosis tan bajita de valerato de estradiol, a mí no me funcione para conseguir que crezca como toca. Pero es preferible ir paso a paso y encontrar la dosis adecuada, porque tampoco convendría pasarse, y menos después de una cirugía. Así que me la han subido y mañana vamos a ver cómo sigue respondiendo mi cuerpo. Este ciclo ya está perdido, pero no pasa nada, más o menos ya contábamos con ello, y nos está sirviendo para ajustar la dosis de forma más precisa.

miércoles, 25 de julio de 2018

CUANTO ME CUESTA CONFIAR...




Cuando te baje la regla, no te alarmes, porque suele ser bastante escandalosa, pero no te preocupes que es lo normal, y no te está pasando nada grave”. Eso me dijo por teléfono una de las enfermeras hace unas semanas. En el grupo de Whatsapp llaman a esta regla después de una Histeroscopia de dos formas: El Holocausto y la Matanza de Texas. Porque todas las chicas cuando la tienen, la describen como algo bastante abundante, donde se tienen que estar cambiando compresas cada muy poco tiempo porque se empapan en seguida.

A mí me tenía que haber bajado a partir del Jueves pasado, porque fue cuando acabé la caja de pastillas, y mañana (una semana después) tengo que volver a empezar otra caja. PERO NO HAY NI RASTRO DE LA REGLA. Ni síntomas ni nada de nada. Esta mañana he llamado a la Clínica para preguntar qué debía hacer, y primero me han dicho que me darían una cita para una ecografía y así ver qué está pasando con mi endometrio. Pero luego me han vuelto a llamar y me han dicho que han estado hablando con Juana y que les ha dicho que no hace falta que vaya a una ecografía, que siga adelante con la medicación y la empiece mañana como estaba previsto. Su teoría es que como no he dejado de sangrar en todos estos días, es probable que no me baje la regla ya… (¿?). Pero… ¿Y la matanza de Texas?, ¿y el Holocausto que me esperaba?. ¿De verdad voy a volver a ser la rarita de los cojones a la que no le pasan las mismas cosas que a las demás???. Porque esta vez sí que tengo personas reales con las que compararme, y a nadie le ha pasado como a mí. Me quedaría mucho más tranquila si me hiciesen la puñetera ecografía, pero Juana no lo considera necesario, y ya veremos qué nos encontramos el día 2 cuando vaya a la revisión.

Y aquí viene, como siempre, lo que más me cuesta: CONFIAR. Confiar en que no se me están dando indicaciones a la ligera, confiar en que sólo estoy exagerando las cosas y mi mente me juega malas pasadas, confiar en que todo está yendo bien. ¿Por qué me cuesta tanto trabajo confiar y respetar la profesionalidad de las personas?. No puedo decir que haya tenido tan malas experiencias al respecto, yo creo que todos los médicos que han pasado por mi vida, han sido buenos profesionales, aunque no hayan acertado siempre con el problema. No puedo pretender saber yo más que ellos o estar sintiendo todo el tiempo que me van a fallar y van a cometer algún error catastrófico e irreparable. Porque te juro que así es como yo lo vivo. En mi mente veo a una Juana cómodamente sentada en un sillón, con las piernas cruzadas de forma elegante y relajada, fumándose un cigarrillo distraídamente, y diciendo a las enfermeras que me digan que “bah!, no pasa nada!”. Y cuando me la imagino valorando otros casos, la veo rodeada de su equipo y concentrada en encontrar respuestas y soluciones… Mi mente retorcida también ha llegado a pensar que no ha decidido tomar cartas en el asunto porque le conviene que pase algo y retrasemos todo durante un tiempo y así no se estropeen sus vacaciones.

Lo que tengo claro es que así no puedo estar. Es horrible no sentir que estás en buenas manos, capaces, concienzudas, centradas. No sé por qué no logro sentirme apoyada, relajada y confiada. Estoy a la defensiva constante, y veo enemigos por todas partes. Yo no soy así. O no quiero ser así. Porque lo peor de todo es que no sé si es real y razonable lo que siento o no. La forma en la que me siento es auténtica, mis sensaciones son éstas, pero ¿de verdad son mías?, ¿o son fruto del estrés y la Ansiedad?, ¿o quizá un efecto de los cambios hormonales?. Sea como sea, todo esto me está haciendo sufrir mucho, me siento incomprendida y en muchos casos hasta “ninguneada”. Me siento como si estuviera rodando por una pendiente cuesta abajo, y me fuera a romper en mil pedazos al llegar al final. Y yo grito, y grito, y grito pidiendo ayuda, pero nadie me escucha ni hace nada por ayudarme, se limitan a mirar para otro lado. Veo a Goku tan tranquilo con esto, que hasta me da rabia, no para de decirme que todo va a ir bien, que Juana es la mejor, que sus decisiones seguro que son acertadas y que estoy dramatizando mucho las cosas. Mi madre también me ha dicho lo mismo, que tenga paciencia y confíe en ella, que ya veré como el día 2 todo son buenas noticias, porque ellos son expertos en estas cosas. Parece que soy la única que ve el peligro, y ya hasta empiezo a dudar de mí misma y de mi intuición, cuando muy pocas veces he fallado en mi vida ante mi instinto, pero debe ser que lo tengo atrofiado o lo he perdido.

Necesito apelar a mi parte más racional. Saber dejar las cosas en manos de otras personas. No puedo tener el control de todo, porque no depende de mí. Tengo que pensar que la gente sabe lo que hace y que no están jugando conmigo sólo porque yo no entiendo las decisiones que toman. Y porque tengo miedo. Me doy permiso sólo por hoy para lamentarme y sentirme nerviosa e insegura (por eso lo estoy escribiendo también aquí). Pero mañana tengo que trabajar todo esto en mi mente de forma más constructiva y tranquilizadora para mí. Voy a intentar estar bien los días que quedan hasta el Jueves que viene que vaya a la revisión. Pondré en funcionamiento todos mis recursos y el máximo de mi voluntad para lograrlo y no venirme abajo con todo esto. Pero eso será mañana…