Aquí me encuentro hoy, en mi séptimo día de Betaespera, y con
muchas cosas que contar, porque la verdad es que no me he sentado a escribir
desde hace semanas. Finalmente, la fecundación de los óvulos no fue el día 17,
sino una semana después, el día 24, igual que la entrega de la muestra de Goku, ese mismo día. Yo empecé a preparar el endometrio con Meriestra y
Utrogestán, para que estuviera listo para la transferencia, que fue el día 29
de Octubre. Llegaron a Blastocisto 3 de los embriones que fecundaron, y
congelaron dos de ellos, porque nosotros teníamos muy claro que sólo nos íbamos
a poner uno.
El día de la transferencia fue intenso y largo. Teníamos a las
14:00 una última ecografía de control y una prueba de transferencia, como un
ensayo que hacen con la cánula para ver cómo se encuentra la entrada al útero y
asegurarse que no hay ningún obstáculo ni problema. Todo salió súper bien,
tenía un Endometrio de 7mm, que para mí es más que suficiente, y se veía
trilaminar y muy bonito. Se programó la transferencia para las 19:00. Decidimos
salir a comer por ahí y luego ir a casa, darme una ducha y salir para la
Clínica. Llegamos allí a las 18:30, y nos llevaron a una habitación con una
cama y un silloncito. Nos avisaron que había un poquito de retraso, pero no
imaginábamos que iba a ser tanto!, hasta las 21:30 no vinieron a por nosotros.
Fue horrible la espera, tenía tanto pis que ya no sabía cómo ponerme, tuve que
vaciar un poco la vejiga al final o explotaría.
Por fin pasamos al quirófano, donde esperaba Juana con una
enfermera. Se le notaba cansada, y no me extraña, llevaba más de dos horas de
retraso, y seguro que la tarde no había sido fácil, pero me trató con mucho
afecto y simpatía. Creo recordar que iba explicándome todo lo que iba a hacer,
pero no recuerdo mucho de sus palabras, sólo recuerdo que tenía muchísimo frío
y no dejaba de temblar. El potro era distinto al que tienen para hacer
ecografías y demás, es como mucho más grande, muy, muy alto, y al final Juana
acaba teniendo la cara prácticamente dentro de ti (qué sensación más rara…).
Nos enseñó en una pantalla a nuestro embrión, cómo eclosionaba una parte y
salía como una burbujita. Creo que esto lo hacen para ayudar con la
implantación. Mientras la enfermera me untaba la tripa y ponía el ecógrafo
externo para que se viera el Endometrio, Juana introdujo la cánula, que sólo me
molestó levemente, pero algo súper soportable. Cogí la mano de Goku y se
dispuso a introducir el embrión. Vimos el destello en la pantalla, el puntito
blanco, TODO, fue muy emocionante!. Pero cuando la embrióloga se llevó la
cánula, vino diciendo que el embrión se había quedado pegado en ella, y que
había que repetir. No sé qué sentí en ese momento, un poco de desolación y mucho
miedo a que pudiera salir mal. Juana ya había quitado la cánula y tuvo que
volver a meterla, y esta vez molestó un poquito más, pero bien. Intentó
tranquilizarnos diciendo que estas cosas a veces pasan, y que no nos
preocupásemos que todo estaba yendo bien. Intenté bromear diciéndole que eso
era porque lo habían tratado muy bien allí y no quería venirse con nosotros.
Pero me sentía muy mal, al borde del colapso. A día de hoy todavía no me
convenzo del todo de que no pasa nada, que el embrión no tuvo por qué sufrir y
seguro que no se vería afectado. En el segundo intento, se supone que por fin
entró. Respiramos aliviados, pero yo no me quitaba el suceso de la cabeza. Como
veía a Juana muy segura, quise no darle más importancia. Ella comentó: qué ganas tiene este embrión de agarrarse a
donde sea!. Ojalá tenga razón y eso signifique que se va a agarrar a mí con
fuerza.
Desde ese día casi no me he movido. Soy consciente de que es
totalmente innecesario guardar tanto reposo. Pero es más una necesidad mía personal
que algo directamente relacionado con el embarazo. He podido organizar mi
trabajo para poder estar de baja al menos hasta la Beta, que será el próximo
día 8 de Noviembre, dentro de 3 días. Y además, tengo a mi madre y a mi marido
como inspectores de Hacienda, detrás de mí todo el día para que no haga ni el
más mínimo esfuerzo, y ciertamente, me estoy dejando cuidar, porque me
encuentro muy sensible, y en el fondo tantos mimos me reconfortan bastante.
Sobre cómo estoy llevando esta Betaespera, tengo que decir que
casi sin síntomas de nada. Notaba los primeros días tironcitos como de regla,
pero nada significativo, ya que incluso el día de antes de la Transferencia ya
los notaba, creo que debido a la Progesterona. Ayer incluso desaparecieron. Y
sólo esta mañana, al despertarme sobre las 5:30 de la madrugada, he empezado a
notar una leve, muy leve, angustia y el estómago como revueltillo, y así ha
seguido el resto del día. En el fondo me emociona muchísimo sentir náuseas.
Recuerdo en mi tercer embarazo que fueron horribles, que casi no me dejaban
llevar una vida normal. Pero esta vez me emociona tenerlas, me da igual estar
muriéndome de asco y de náuseas el día entero si eso hace que mi bebé se quede
conmigo.
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