martes, 18 de septiembre de 2018

ME AYUDO A MI MISMA


Sigo consiguiendo no caer en el desánimo, por suerte. Te juro que otras veces suelo ser muy consciente de mis recursos y de saber cómo estoy consiguiendo avanzar en cada momento, pero ahora no tengo ni idea de cómo lo estoy haciendo. Sólo voy tomando pequeñas decisiones, sin detenerme mucho en ellas ni postergarlas a un análisis más en profundidad. Casi de forma espontánea he dejado de mirar cosas en Internet sobre infertilidad, abortos, intervenciones…, algo que en otro momento hubiera sido un suplicio conseguir, porque creía que era inevitable para mí. Pero no. Ya ves que puedo sobrevivir sin realizar miles de consultas. Debe ser que me he machacado tanto a mí misma últimamente con la idea de confiar, que ni si quiera siento ya curiosidad por conocer lo que yo estoy viviendo en palabras y testimonios de otras personas. Quizá estoy aceptándome como “única” dentro de este mundo (por no decir, rara, bicho, o anormal). O puede ser que haya llegado a un punto de saturación, en el que más información conseguiría hacerme explotar irremediablemente.

Otro pequeño paso que he dado, ha sido salirme del grupo de Whatsapp de las “Chicas Crespo” (que es el nombre que yo le había dado). Sé que era una necesidad para mí, pero también me ha dado mucha pena. No es que haya llegado a intimar demasiado con ellas, pero en estas situaciones acabas cogiéndole mucho cariño a todas las personas que ves sufrir como tú. Creo que son los embarazos a mi alrededor que con más alegría he estado llevando últimamente, por lo esperanzadores que suponen. Todas somos luchadoras incansables, y no veas la ilusión que hace ver cómo la mayoría van llegando a la meta. También genera a veces el desaliento de estar quedándote atrás, pero al final, tarde o temprano, todas llegaremos. Lo sé. Ver el triunfo en otras mujeres, a mí me ayuda en estos casos, y procuro verme a mí misma como una historia esperanzadora más en el futuro, aunque todavía no haya llegado a la meta después de casi 4 años. No sé si le pasará a más gente en este tema, pero al final acabas pensando que los únicos embarazos merecidos son los que han costado sudor y lágrimas. El resto de embarazos a tu alrededor, te parecen súper injustos. A mí me pasa… Llevaba muchos días sin participar en el grupo, porque he intentado evitar entrar todo lo posible. Pero no me parecía correcto estar en un grupo así y no dar ni los buenos días, ni comentar nada, me resultaba hasta maleducado por mi parte.
Hoy siento que estoy un pasito más adelante. No sé por qué. Y eso que no ha pasado nada significativo, pero voy viendo resultados en mí misma, en mi forma de afrontar este nuevo contratiempo. Porque es exactamente eso, algo que va “ en contra del tiempo”. Como mínimo tendremos que esperar hasta Navidades para poder continuar. Las adherencias tienen que desaparecer, el útero tiene que estar perfecto, y mi cuerpo tiene que descansar de tantas pastillas. Hasta que eso no esté al 100%, no nos vamos a arriesgar. Voy mentalizándome de ello. Unos meses más, sólo es eso. Realmente no está tan lejos!. Yo puedo!.

martes, 11 de septiembre de 2018

PUES LO ASUMO


Me estoy volviendo toda una experta en asumir, tragar y seguir adelante como sea. Sería una completa ilusa si pensara que por una vez las cosas iban a salir rodadas y acordes a los plazos y evoluciones esperables. NUNCA sucede así para mí, nunca al menos en este tema. Me he autodenominado a mí misma muchas veces “la rarita de los cojones”, pero me merezco con creces ese apelativo. Lo que yo deseaba (que no necesariamente “esperaba”…) es que mi última cita en la Clínica, fuera una cita de revisión en la que todo estuviera yendo bien y avanzando como toca, pero se convirtió en un auténtico infierno para mí. Llegamos a la consulta y esta vez nos atendió sólo Sara Fortuño. Me hizo una primera ecografía y ya le cambió la cara (y eso que no suele ser demasiado expresiva, pero yo lo capto todo, por suerte o por desgracia). Veía algo que no le gustaba, que no le cuadraba. Me dijo: Ojalá me equivoque, pero creo que se han vuelto a producir más adherencias, voy a meterme con Histeroscopia para comprobarlo, pero estoy casi 100% convencida que es eso lo que me voy a encontrar. Y es eso lo que encontró. Nuevas adherencias, justo en el mismo sitio, y me explicó que la cirugía a veces deja demasiado fresca la carne y si tarda en cicatrizar, se vuelve a pegar. Como si se tratara de un bombardeo en mi cabeza, una y otra vez me venía la pregunta ¿y esto se hubiera podido evitar con el balón uterino?. Pero no la hice. Porque siempre prefiero escuchar las cosas hasta el final, por prudencia. Tampoco me lo dijo 100% claro, ni yo quiero seguir dándole más vueltas al asunto, pero por lo que Sara nos decía, entendí que la respuesta a mi pregunta hubiera sido que sí, que se habría podido evitar, y me dijo que si la cosa no mejora seguramente es lo que habrá que hacer, pero que lo que ha pasado era algo inesperable y tenía muy pocas probabilidades de ocurrir (lo que ellos no saben aún es que yo soy la “rarita de los cojones”, y espero que no tarden mucho más en averiguarlo)… Te parecerá una locura, pero ahora mismo, si en su momento fue un error o no, es lo de menos para mí, me consuela muchísimo más saber que no he perdido mi intuición, porque yo llegué a desconfiar de mi propia mente, y ahora sé que tengo un “sexto sentido”, que lo he tenido siempre, que lo sigo teniendo y que no lo perderé por mucha ansiedad que pase en este proceso. Con eso me quedo. Seré una exagerada, eso sí, siempre, y quizá no era para tanto, pero no me equivocaba. A lo mejor es el motivo por el que he podido asimilar este nuevo contratiempo desde la calma, no guardo ningún rencor ni ninguna rabia como otras veces. Recuerdo también las palabras de Juana “me tienes que dar incluso la licencia de poder equivocarme, que podría pasar, y ya me ocuparé yo de corregir el error”. Pues eso, asumir y seguir adelante, solucionarlo cuanto antes y enfocarse en el futuro.

Sara me planteó en ese momento una de las decisiones más difíciles que he tenido que tomar en mi vida, que yo recuerde. Y además tenía que ser en segundos, y ya sabes que a mí me gusta tomarme mi tiempo para pensar detenidamente todo. La Histeroscopia ya estaba en marcha y yo podía decidir, o continuar y eliminar las adherencias allí mismo (aguantado un dolor corto pero insoportable), o dejarlo para otro momento y programar una nueva cirugía y hacerlo en quirófano con anestesia (y algo que no dijo, pero que yo no me quitaba de la cabeza: y con 1360 euros menos en mi cuenta, que por desgracia no tengo). Puede parecer algo frío y demasiado práctico, pero te juro que mi principal motivación era ahorrarme todo ese dinero. Así que dije que adelante. Cogí aire y pasé por la prueba física más dolorosa de mi vida, más que las biopsias de endometrio. Grité, lloré y me agarré con todas mis fuerzas al potro, todo menos moverme ni un milímetro, que era lo más importante. Goku rompió a llorar también, de verme pasar por eso. Y menos mal que fue corto. Sara tuvo un gesto precioso conmigo después, que fue felicitarme y cogerme de la mano y acariciarme mientras me reponía un poco. Sé que me estaba hablando de manera cariñosa y pausada, pero no recuerdo absolutamente nada de lo que dijo. Por fortuna también me recuperé rápido, y el resto del día sólo tenía como una regla súper fuerte y poco más. Tomé los antibióticos que me recetaron y yo creo que en 48 horas ya estaba como si nada.

Lo que más me preocupaba en ese momento era pensar que podría volver a pasar, que podrían volver a producirse más adherencias de nuevo, y que esto se acabaría convirtiendo en el cuento de nunca acabar. Y frente a una adherencia en el útero no hay nada que hacer, no habría embarazo que saliera adelante nunca. Sara me dijo que estaba segura en un 90% que no pasaría, que estuviera tranquila. Por favor, que la mala suerte me salte esta vez!!!. Alguna vez tendrá que pasar de largo, ¿no?. Voy a seguir un plan de tratamiento con probióticos y antibióticos, y a ver qué pasa en las próximas semanas (Donna Plus, Melagyn, Varidasa, Azitromicina, Ibuprofeno y control de la alimentación). No puedo hacer más, no hay nada más que esté a mi alcance. Hasta el día 26 de Septiembre no vuelvo a tener revisión, y mientras tanto, pues lo de siempre, intentar seguir con mi vida y con mi trabajo de la mejor manera posible, y no dejar que estas situaciones me vuelvan a hundir como en el pasado. Lo consigo sólo a medias, pero hoy ya no quiero seguir escribiendo y menos por ese camino, que me puede llevar a deprimirme o deprimir a quien me esté leyendo.