martes, 16 de abril de 2019

SIN NOTICIAS


Tuve la consulta con Juana el Miércoles pasado, hace casi ya una semana, y todavía no sé nada, ni tengo ninguna indicación a seguir en ninguna dirección. Quiero creer que no lo están dejando correr sin más, y que se están esforzando por encontrar respuestas, o al menos soluciones, un plan, algo!!!. Esa consulta con Juana fue muy confusa para mí, en otras circunstancias, me habría dejado loca de preocupación, dándole miles de vueltas a la cabeza, pero vuelvo a estar anestesiada ante los acontecimientos. Oigo decir a algunas chicas en reproducción asistida, que cuando llevas muchos negativos, la mente se acostumbra y deja de sufrir tanto cuando ocurren. Debe de ser algo así lo que me está pasando a mí. Una mezcla entre cotidianidad y cierto pesimismo, de creer que nunca me va a tocar a mí dar buenas noticias y alegrarme con un positivo. Es más de lo mismo que llevamos viviendo desde hace más de un año cuando llegó nuestra primera beta negativa y ya vamos por la tercera. Por suerte o por desgracia, mis 5 primeros embarazos fueron positivos. Hasta hace un año, yo había visto betas positivas en cada intento. El fallo en mis embarazos venía después, con las primeras semanas de gestación. Yo pensaba en aquel entonces que lo difícil no era conseguir el positivo, porque yo me quedaba embarazada a la primera siempre, siempre se daba la implantación. Nunca hubiera imaginado que a día de hoy, habría retrocedido incluso un paso más, y llegaría a estar agobiada por no ver un positivo. No tengo un frente, sino dos: conseguir el positivo primero, y después, que duren los embarazos más allá del primer trimestre. No comprendo por qué la vida me va complicando la maternidad por momentos, es tan injusto…

Volviendo a la consulta con Juana. Me subí en el potro esperando encontrar otro desastre dentro de mi útero, como la vez anterior, algo deforme y que explicara la falta de implantación, pero no. Estaba más o menos bien. Buena forma, nada aparentemente anormal. Sólo dijo que estaba más fino que cuando me transfirieron, que se estaba replegando y que tenía un endometrio “compactado”, que no sé qué significa, porque seguramente será un concepto que sólo ella entiende. Lo peor vino cuando Juana empezó a pensar en voz alta, y a decir que no sabía qué hacer con esas paredes, que no tenía ni idea de cómo resolverlo. No sé si voy a poder explicar bien lo que me pasó, pero me derrumbé absolutamente. Juana Crespo, ¡¡¡Juana Crespo!!!, la mejor ginecóloga de reproducción asistida de España, del mundo… Estaba diciendo que ya no sabía qué más hacer. No pude aguantarlo más y me vine abajo desconsoladamente. Entre balbuceos, le dije que no quería que me dijera eso. Creo que se dio cuenta de lo mucho que me habían impactado sus palabras, y me intentó tranquilizar diciendo que para ella estas cosas eran un reto, que no se iba a rendir y que encontraría la solución. Pero no iba a ser en ese momento. Tenía que volverme a mi casa sin respuestas y sin saber qué hacer. Primero tenía que hablar con Sara y entre las dos ver qué se podía hacer a partir de aquí, y me dijo que me llamaría antes de terminar la semana para darme indicaciones. Pasó la semana y no me llamaron. El Sábado me bajó la regla, escandalosamente abundante, roja y con muchos coágulos. Estuve dos días así, y ya, ayer eran sólo restos, igual que hoy. Llamé ayer a la Clínica para dar señales de vida y que se acordaran que estoy esperando una llamada, y me dijeron que Juana había anotado en mi ficha que hablarían hoy (Martes) de mi caso en la reunión de equipo, y que por lo menos hasta el Miércoles no me llamarían. Vale, esperaré, no me queda otra.

Pero no me gusta nada de esto. No me veo preparada para tirar la toalla. Os juro que no. Todavía sigo teniendo mucha fuerza y creyendo que es posible y que puedo ser mamá. No puedo encontrarme justo ahora con este pesimismo a mi alrededor, con esta falta de respuestas y sin un plan, Yo quiero luchar!. No quiero rendirme. Me queda todavía un embrión, es mi bebé, y quiero tener la oportunidad de luchar por él con ciertas garantías, y no enfocar esto con una disposición derrotista y pensando que ya está todo perdido y que no se puede hacer nada más de todo lo que ya hemos hecho. Tiene que haber algo más, algo está pasando, esto debe de tener una explicación y una solución. Soy una mujer sana, fuerte, me cuido muchísimo, estoy físicamente mejor que nunca en mi vida. No puede ser ahora cuando me digan que ya no hay más que hacer.

martes, 9 de abril de 2019

TRANSFERENCIA Y BETA NEGATIVA


Mi octavo embarazo no ha seguido adelante…
Porque sí. Yo considero que ha sido un embarazo. Lo hablaba ayer con una amiga (bueno, me lo decía ella a mí, pero estoy 100% de acuerdo con ella) y es que aunque la beta sea negativa, estamos embarazadas desde el mismo instante de la transferencia, cada vez que un embrión entra en nuestro cuerpo es un embarazo, aunque sea de horas y se detenga en seguida. Es nuestro hij@, somos su mamá SEGURO durante unos segundos, y luego hasta que sale de nuestro cuerpo aunque ya no tenga vida, también. Que nadie nos diga que no somos madres sólo porque no tenemos un bebé entre nuestros brazos.

Todavía no sabemos qué ha podido pasar, mañana Miércoles nos reuniremos con Sara y Juana y escucharemos lo que tengan que decirnos. No voy a cuestionar nada, no voy a exigir que me den respuestas claras, porque creo desde lo más profundo de mi corazón, que no las hay. Tendrá una explicación, eso está claro, algo ha tenido que pasar, pero soy consciente de lo difícil que es llegar a esa respuesta, y aunque sea una putada, a veces en este terreno vamos a ciegas y nunca se puede tener todo bajo control completamente. Aún así, esperaré hasta mañana y escucharé con atención todo lo que tengan que decirme, y también con aceptación. Pondré mi disposición y buena voluntad para nuestro siguiente intento, y haré caso de todo lo que me digan. Pero ya no puedo más, estoy agotada y derrotada emocionalmente, no quiero seguir dándole vueltas, no quiero pensar ni buscar razones o responsabilidades. Lo hemos hecho todo bien. TODO. Tanto de una parte como de la otra. Sara dijo que mejor no podía estar el Endometrio, que tenía buena pinta. La transferencia fue fácil y perfecta (en palabras de Juana), como la seda. Os juro que yo sentía que esta vez era la definitiva, tenía puestas todas mis energías en este intento, como siempre hago cada vez que paso por esto. Esta vez me ha costado un poquito más que otras veces, pero los días previos a la transferencia me di a mí misma un chute de buenas vibraciones, me sentía mejor que nunca, a todos los niveles (físico y psicológico sobre todo), tenía un buen pálpito y la mejor de las disposiciones posibles. Y no ha habido resultado. Y aunque ahora diga que con el próximo no me voy a ilusionar tanto, sé que es mentira, y me volverá a pasar y volveré a pensar que es el definitivo y se quedará conmigo. Porque soy así. Y para mí es una bendición ser así.

Tengo muchas cosas que reflexionar aún por delante, muchos temas que ordenar en mi cabeza y sensaciones que necesito escuchar y ubicar donde les corresponde. Pero no va a ser ahora ni en los próximos días. Porque ahora estoy jodida, hundida y desalentada. Rompo en llanto a la mínima. Cada pequeña cosa que veo me recuerda que esta vez tampoco ha salido bien, que ya llevo 8 embarazos, que voy a tener que pasar por un noveno y empezar con todo de nuevo, que me asusta no llegar a conseguirlo nunca… Y esta es la mierda que tenemos que pasar tantas mujeres en estos casos. ¿Saldré adelante?. SI, POR SUPUESTO. ¿Se me pasará esta tristeza y este vacío?, nunca completamente, pero sí, se acabarán suavizando. Pero ahora necesito mi rincón, mis lágrimas, mi rabia y mi tristeza, porque no se pueden ignorar estas cosas, estos son los sentimientos que hay que pasar y liberar.