lunes, 26 de noviembre de 2018

EVASIONES


Así es como me paso la mayor parte del día, evadiéndome. Temo no estar resolviendo bien este último fracaso reproductivo, porque si te digo la verdad, lo estoy pensando poco. Me descompuse el día que nos dieron el negativo, y quizá el siguiente también. Pero hasta ahí. Puse en seguida una barrera a la pena, y hasta hoy. Hablo con algo de dolor cuando le tengo que contar a alguien lo que nos ha pasado, pero ya he dejado de emocionarme o llorar, como me ha sucedido otras veces. Y en esta ocasión, tampoco he escrito demasiado sobre mis sentimientos. He escrito más sobre soluciones, o una la lista de cosas que no están bien que me hice ayer, para ver si arranco con algunos temas. Pero me doy cuenta que estoy alejando inconscientemente las emociones, lamentaciones, rabias, sufrimientos… Como si todo esto le estuviera pasando a otra persona que no soy yo. Hasta me resulta extraño cuando veo que Goku se derrumba o se viene abajo. No me sale consolarle con palabras, no las encuentro, así que cuando le veo así, sólo le abrazo y le digo que está bien, que puede sentirse así, que tiene derecho, y que ya se le pasará.

Lo que pasa es que aunque yo no esté permitiéndome venirme abajo o llorar, el cansancio psicológico sé que está ahí, el arrastre de un nuevo intento fallido se va sumando, y pesa un montón. Y lo sé porque noto que no tengo ganas de nada, especialmente me doy cuenta que evito a la gente, y sólo quiero estar sola. En esos momentos en los que me encuentro sin nadie a mi alrededor es cuando mejor me siento, como con cierto alivio y bienestar. Este fin de semana he hecho un pequeño viaje de fin de semana a Orihuela para estar con dos amigas que viven allí, y te juro que uno de los mejores momentos que he vivido ha sido el trayecto de ida y vuelta, sola en el coche, con mis pensamientos, conduciendo (que me relaja y me encanta). Y me he dado cuenta de lo mucho que me gustaría hacer un viaje yo sola, por cualquier parte.

En el trayecto de vuelta, decidí parar a tomarme un café porque notaba algo de sueño y cansancio, y en lugar de salirme en una vía de servicio, vi la posibilidad de tomar la salida a Elche, y sin pensarlo mucho, la cogí. Acabé en el centro del pueblo, en una plaza espectacular al lado de una Iglesia enorme. Me fue muy fácil aparcar y decidí darme un pequeño paseo y buscar una cafetería mona, me tomé un café y volví a la carretera. Bueno, pues analizando un poco cómo me sentía, me di cuenta de que estaba pletórica, con un gusanillo en el cuerpo súper agradable, que hacía muuuuuuucho tiempo que no experimentaba, que el paseo por un lugar desconocido me había sentado de maravilla, y notaba como si hubiera rejuvenecido 10 años, con mucha vitalidad y energía. Me estoy planteando poder repetir momentillos como éste, la verdad, me sentó súper bien. Evadirme. Y en soledad…

lunes, 12 de noviembre de 2018

BETA NEGATIVA


Llevo un rato organizando ideas, sentimientos y pensamientos en mi cabeza, porque quiero hablar de muchas cosas y no quiero enrollarme mucho, a ver si lo consigo. Entre otras cosas porque aunque escribir acaba siendo muy catártico para mí, me lo paso muy mal mientras lo hago, y llevo días intentando distraer mi mente para no pensar y así poder reponer fuerzas. Pero ahora toca contar, escribir, tomar contacto, soltar y digerir.

Los días siguientes al último día que escribí, yo seguí haciéndome tests en casa, eso era impepinable, hasta el mismo día de la Beta. Todos blancos. Pero sigo defendiendo que para mí es una necesidad y parte de este mismo proceso (en mi caso, para mí, hablo de MI propio proceso), y que de alguna manera me prepara para poder manejarme con el impacto de tener que escuchar que no me he quedado embarazada. Porque así fue. Me sacaron sangre a las 9:00 y a las 10:30 me llamaron para decirme que la Beta había salido a 0, y que Juana quería verme o ese mismo día o al día siguiente como mucho, que no dejase la medicación hasta después de la visita con ella, porque había dicho que era importante que fuese a la cita con toda la medicación que llevaba. Aún así, lloramos, y mucho, porque por absurdo que parezca, yo sigo creyendo en los milagros (cada vez menos…) y una parte de mi mente y de mi corazón guardaban un rayito pequeño de esperanza hasta que me dijeran “no estás embarazada”. Pero vale, se acabó. Allí se quedaban de nuevo todas mis ilusiones. Porque de verdad que esta vez iba con menos dudas que otras veces. Hasta que me hice la prueba de embarazo en casa, yo daba por hecho que estaba embarazada, que esa vez era la buena, que habían arreglado mi problema principal y todo iba a salir perfecto. Con algo de miedo, pero con más seguridad que nunca. Esto lo digo para que luego no me venga nadie con que “la mente es muy poderosa y hay que verse embarazada para que realmente ocurra”. Pues no. No siempre depende de lo receptiva que esté tu mente a quedarte y verte embarazada. Y te lo digo yo, que soy psicóloga y creo en el poder de la mente como algo súper positivo, pero CON CABEZA por favor, que no influye de forma mágica. Y no existe eso de “si vas pensando que es un NO, acabará siendo un NO”, como si un negativo lo provocase nuestra mente por estar negativas. Me parece una crueldad. Cuando va a ser un NO, no importa la forma en la que lo estés abordando psicológicamente. Va a ayudarte a ti, eso sí, eso no lo cuestiono, y eso es algo importantísimo, pero no al embarazo como tal. He escuchado y leído muchas culpabilidades por estas cosas y me gustaría que la gente fuese un poquito más sensata con su responsabilidad en un negativo. Bueno, lo dejo ya, que no quiero extenderme mucho más en esto, y no sé si hoy estoy precisamente en mi mejor día para explicarme con claridad.

Nos reunimos con Juana y con Sara al día siguiente. Y sobre esta reunión, he sacado algunas conclusiones muy positivas. La primera de ellas es que por primera vez, nos trataron con una seriedad aplastante, pero también con una empatía que nunca antes había visto en ellas. Estaban tristes!!, lo juro, sobre todo Juana estaba muy disgustada, y se lo notaba. Un poco después de salir de la consulta, su hermano Juan que ese día estaba por allí nos lo confirmó, que cada negativo para Juana era duro, que llegaba a despertarse de madrugada porque había estado dándole vueltas a qué había podido pasar, e incluso llegaba a mandar en ese momento mensajes al grupo de Whatsapp del Equipo para que no se le olvidase mirar tal o cual cosa, o comprobar alguna hipótesis que le rondaba por la cabeza. No tendrían por qué mentir en estas cosas, ni fingir. O igual eran mis ganas de percibir apoyo, pero lo que yo sentía es que las dos se encontraban disgustadas y un poco agobiadas con el resultado. Y la segunda conclusión que saco y que agradezco enormemente, es que asumieron en todo momento que el fallo lo habían tenido ellas, no dejaron cabida al azar, ni sacaron balones fuera, no me tuve que escuchar en ningún momento la típica frase que siempre escuchamos de “es que no sabemos qué ha podido pasar, sólo nos queda seguir probando”. En este caso, no fue así. Estuvieron mucho rato dándole vueltas a los posibles fallos, y a mí me reconfortó muchísimo verlas así y poder escuchar “está claro que en algo hemos fallado y vamos a encontrarlo”.

Y ahora, a ver si consigo darle un mínimo de sentido a lo que me explicaron, si es que acaso llegué a entenderlo en algún momento, porque me encontraba completamente embotada. Así que yo lo voy a explicar a mi manera y con mis palabras, pero no garantizo que sea esto exactamente así. Me hicieron una ecografía y vieron que el útero no tenía una buena forma, y que el Endometrio estaba deformado e hinchado, que había crecido exageradamente, y desde luego, no les gustaba nada. Pensaron que podía tratarse de un efecto de llevar medicación en exceso. Hasta el día de la transferencia, mi Endometrio se había comportado de forma genial, creciendo adecuadamente, y con una forma bonita, y por eso seguimos adelante, pero desde la Transferencia hasta ese día había crecido exponencialmente y se había deformado, y eso sólo podía ser como respuesta a la medicación. Dedujeron que mi grosor de Endometrio no puede superar los 5mm el día de la Transferencia, porque luego crece muchísimo más, y tengo un útero pequeño, con lo cual partir de un Endometrio más grande, era un error, y daría al traste con la implantación. Me parece algo súper paradójico, mi mente todavía se cortocircuita un poco al pensarlo, porque me he pasado muchísimo tiempo haciendo de todo y tomando de todo para que mi Endometrio creciera cuanto más mejor (pastillas, parches, pinchazos, viagra…) y resulta que ahora hay que frenar ese crecimiento porque mira cómo reacciona después. La conclusión es que mi útero no responde bien con tanta medicación y hay que bajarla. Lo que también me pareció entender es que esto no era sólo resultado de este último intento (que ha sido cuando menos medicación he llevado), sino que esta forma anómala de responder a los estrógenos y la progesterona, viene de mucho más atrás, y de la “ingente” cantidad de hormonas que he estado tomando durante tantos otros intentos, y que han conseguido que mi sistema hormonal vaya loco. El resultado es más inflamación de la que correspondería tener y hay que eliminarla antes de volver a enfrentar un nuevo intento. Por tanto, estaré tomando durante un tiempo, un medicamento que se va a ocupar como de “secar” y desinflamar la zona, que se llama Visannette. Después haremos un ensayo con un ciclo y muy poca medicación y observando mi endometrio y mi útero desde el posible día de la transferencia hasta la posible Beta días después, para ver cómo va respondiendo. Y cuando tengamos clara la pauta, la dosis correcta para mí, volveríamos a intentarlo, pero no antes.

Esta es la causa que consideran más probable que haya ocurrido. Pero Juana además tenía otra hipótesis, quizá con un poco menos de fuerza que la anterior, pero que igual había que plantearse también en algún momento. En uno de los bordes del Endometrio, se veía un bolita negra, muy pequeña, que significaba una dureza, un poco de Adenomiosis justo en la zona donde antes estuvo la sinequia uterina. Juana piensa que es posible que el embrión haya podido intentar implantar justo ahí y por eso no ha cogido. Ella es de la opinión que cualquier mínima alteración puede influir, y que hasta podría ser probable que justo esa zona llamase la atención del embrión más que otras, porque no deja de ser una inflamación al fin y al cabo, y el embrión va pululando por el útero hasta que decide pararse en un momento dado, atraído por algo, y nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que hace que se pare en un sitio y no en otro. Ella cree que esto se solucionaría poniendo dos embriones, porque si esto es así, uno intentaría implantar en esa zona, y el otro implantaría en terreno “bueno” por fuerza. Sara le recordó que nosotros teníamos mucho interés en ir de uno en uno, por recomendación de las inmunólogas (que no podemos olvidar que esas otras cosas también están ahí). Y porque en una de las primeras ecografías, la misma Juana me recomendó poner sólo un embrión dado que mi útero era más pequeño de lo habitual. Al final, decidimos posponer esta decisión, e ir viendo cómo se comporta mi Endometrio con todos los cambios que íbamos a estudiar, y veríamos después qué hacíamos con este otro tema. Me reconoció incluso que no se encontraba ese día bien de ánimo para ser objetiva, porque estaba muy disgustada con nuestro caso. Yo también prefiero no pensar en esto ahora e ir paso a paso.

martes, 6 de noviembre de 2018

LO QUE NO HAY QUE HACER, O SI...


Hemos hecho lo que no había que hacer, pero lo que ambos sabíamos que acabaríamos haciendo en cualquier momento. Estoy en mi día octavo desde la Transferencia, en realidad el día 8 se cumpliría esta noche a las 22:00, ya que la Transferencia fue el Lunes pasado a las 22:07, y no sé si esto puede ser significativo… El caso es que esta mañana ya no aguantábamos más y hemos hecho un test de embarazo casero, de estos que compras 20 por Internet a 10 euros, y que te aseguran que tienen una sensibilidad de 10 unidades y una fiabilidad del 97%. Y ha salido blanco, blanco nuclear, ni atisbo de rayita, ni sombra, ni nada de nada, no da lugar a confusión.

Estamos hechos polvo desde entonces, claro, era lo esperable. Yo no he parado de mirar en Internet esta mañana casos donde el TE ha dado negativo y luego la beta positiva. Quien haya pasado por estas cosas me entenderá mejor que nadie. ¿Conclusión?, la misma de siempre, que hay de todo, que hasta la prueba en sangre no se puede adelantar nada, que no deberíamos haber hecho el test, que quizá todavía es pronto, a 2 días de la Beta. Y es posible que así sea. Pero francamente, no ver una rayita a estas alturas, me hace pensar en la posibilidad de un negativo a la vista y me da la oportunidad de procesar esta posibilidad a mi modo, a mi ritmo, en mi soledad, conmigo misma y con tiempo… Y estar preparada, para que cuando el Jueves vayamos, si el resultado sigue siendo negativo, el jarro de agua fría no nos caiga de sopetón, y con el alma desnuda delante de otra persona. Pero el día que nos estamos pasando hoy, los dos, es lo peor de todo, asimilando y llorando, y pensando en todo lo que se viene por delante en los próximos días y en las próximas semanas. Todavía me queda un pequeño punto de esperanza, no la quiero perder al 100%, y no voy a escribir más sobre esto hasta no tener la prueba definitiva. Ojalá vuelva por aquí dentro de unos días con mejores noticias, y siendo un ejemplo más de los muchos que he leído esta mañana donde acaba habiendo una beta positiva y un embarazo saludable, con un test negativo en orina. Pero hoy ya no miraré más, ni escribiré más, y si puedo, no pensaré más.

lunes, 5 de noviembre de 2018

Y DE NUEVO EN BETAESPERA





Aquí me encuentro hoy, en mi séptimo día de Betaespera, y con muchas cosas que contar, porque la verdad es que no me he sentado a escribir desde hace semanas. Finalmente, la fecundación de los óvulos no fue el día 17, sino una semana después, el día 24, igual que la entrega de la muestra de Goku, ese mismo día. Yo empecé a preparar el endometrio con Meriestra y Utrogestán, para que estuviera listo para la transferencia, que fue el día 29 de Octubre. Llegaron a Blastocisto 3 de los embriones que fecundaron, y congelaron dos de ellos, porque nosotros teníamos muy claro que sólo nos íbamos a poner uno.

El día de la transferencia fue intenso y largo. Teníamos a las 14:00 una última ecografía de control y una prueba de transferencia, como un ensayo que hacen con la cánula para ver cómo se encuentra la entrada al útero y asegurarse que no hay ningún obstáculo ni problema. Todo salió súper bien, tenía un Endometrio de 7mm, que para mí es más que suficiente, y se veía trilaminar y muy bonito. Se programó la transferencia para las 19:00. Decidimos salir a comer por ahí y luego ir a casa, darme una ducha y salir para la Clínica. Llegamos allí a las 18:30, y nos llevaron a una habitación con una cama y un silloncito. Nos avisaron que había un poquito de retraso, pero no imaginábamos que iba a ser tanto!, hasta las 21:30 no vinieron a por nosotros. Fue horrible la espera, tenía tanto pis que ya no sabía cómo ponerme, tuve que vaciar un poco la vejiga al final o explotaría.

Por fin pasamos al quirófano, donde esperaba Juana con una enfermera. Se le notaba cansada, y no me extraña, llevaba más de dos horas de retraso, y seguro que la tarde no había sido fácil, pero me trató con mucho afecto y simpatía. Creo recordar que iba explicándome todo lo que iba a hacer, pero no recuerdo mucho de sus palabras, sólo recuerdo que tenía muchísimo frío y no dejaba de temblar. El potro era distinto al que tienen para hacer ecografías y demás, es como mucho más grande, muy, muy alto, y al final Juana acaba teniendo la cara prácticamente dentro de ti (qué sensación más rara…). Nos enseñó en una pantalla a nuestro embrión, cómo eclosionaba una parte y salía como una burbujita. Creo que esto lo hacen para ayudar con la implantación. Mientras la enfermera me untaba la tripa y ponía el ecógrafo externo para que se viera el Endometrio, Juana introdujo la cánula, que sólo me molestó levemente, pero algo súper soportable. Cogí la mano de Goku y se dispuso a introducir el embrión. Vimos el destello en la pantalla, el puntito blanco, TODO, fue muy emocionante!. Pero cuando la embrióloga se llevó la cánula, vino diciendo que el embrión se había quedado pegado en ella, y que había que repetir. No sé qué sentí en ese momento, un poco de desolación y mucho miedo a que pudiera salir mal. Juana ya había quitado la cánula y tuvo que volver a meterla, y esta vez molestó un poquito más, pero bien. Intentó tranquilizarnos diciendo que estas cosas a veces pasan, y que no nos preocupásemos que todo estaba yendo bien. Intenté bromear diciéndole que eso era porque lo habían tratado muy bien allí y no quería venirse con nosotros. Pero me sentía muy mal, al borde del colapso. A día de hoy todavía no me convenzo del todo de que no pasa nada, que el embrión no tuvo por qué sufrir y seguro que no se vería afectado. En el segundo intento, se supone que por fin entró. Respiramos aliviados, pero yo no me quitaba el suceso de la cabeza. Como veía a Juana muy segura, quise no darle más importancia. Ella comentó: qué ganas tiene este embrión de agarrarse a donde sea!. Ojalá tenga razón y eso signifique que se va a agarrar a mí con fuerza.

Desde ese día casi no me he movido. Soy consciente de que es totalmente innecesario guardar tanto reposo. Pero es más una necesidad mía personal que algo directamente relacionado con el embarazo. He podido organizar mi trabajo para poder estar de baja al menos hasta la Beta, que será el próximo día 8 de Noviembre, dentro de 3 días. Y además, tengo a mi madre y a mi marido como inspectores de Hacienda, detrás de mí todo el día para que no haga ni el más mínimo esfuerzo, y ciertamente, me estoy dejando cuidar, porque me encuentro muy sensible, y en el fondo tantos mimos me reconfortan bastante.

Sobre cómo estoy llevando esta Betaespera, tengo que decir que casi sin síntomas de nada. Notaba los primeros días tironcitos como de regla, pero nada significativo, ya que incluso el día de antes de la Transferencia ya los notaba, creo que debido a la Progesterona. Ayer incluso desaparecieron. Y sólo esta mañana, al despertarme sobre las 5:30 de la madrugada, he empezado a notar una leve, muy leve, angustia y el estómago como revueltillo, y así ha seguido el resto del día. En el fondo me emociona muchísimo sentir náuseas. Recuerdo en mi tercer embarazo que fueron horribles, que casi no me dejaban llevar una vida normal. Pero esta vez me emociona tenerlas, me da igual estar muriéndome de asco y de náuseas el día entero si eso hace que mi bebé se quede conmigo.