lunes, 12 de diciembre de 2016

HA VUELTO A PASAR... ABORTO DIFERIDO



Ha vuelto a pasar…
Mi pequeña se ha ido.
Y yo vuelvo a sentir un vacío en mi interior que no había experimentado antes de perder a mis bebés. Han sido dos semanas de las peores de mi vida. Goku dice que está roto, y a mí me pasa algo parecido. Nunca vamos a volver a ser los mismos que antes de vivir esta pesadilla. No paramos de hacernos mil preguntas, de sentir que la vida es injusta y que no nos merecemos todo esto que nos pasa.
Nuestras ilusiones.
Nuestras esperanzas.
Nuestro futuro.
Nuestra vida.
Nuestra pequeña.
Ahora está todo ROTO.

Llegamos el Miércoles 30 a la consulta del ginecólogo algo nerviosos, pero sobre todo emocionados por poder ver y escuchar a nuestra niña por primera vez. No se me pasó por la cabeza que algo pudiera salir mal, tenía además muchas preguntas para el médico para las siguientes semanas. Me desnudé la tripa y me acosté en la camilla. Goku conmigo. Y el médico no encontraba el embrión, otra vez. Sin latido, otra vez. Nos dijo que no precipitásemos nada, que era mejor asegurarse con una doppler, pero yo ya sabía en ese momento que nada me iba a devolver a mi niña. De nuevo, el bloqueo, la losa en el pecho, la cabeza a punto de explotar. Nos hicieron una doppler de urgencia y me diagnosticaron un aborto diferido. No me podía creer que estuviéramos pasando por lo mismo otra vez… No… por favor, otra vez no… ¿POR QUÉ?????????... ¿Qué había pasado?????. Todavía hoy, no tenemos respuesta para esta pregunta.

En todo este tiempo, cada vez que me asaltaban las dudas y los miedos, intentaba decirme a mí misma que esta vez era diferente, que todo estaba más controlado, que mi bebé tenía todo lo que necesitaba. Había sido el mejor de los embriones. No hemos reparado en gastos para llevar a cabo todos los análisis necesarios para evitar cualquier riesgo. Mis pinchazos de heparina cada día, dolorosos, horribles, de los que dejan muchas marcas y moraduras en la tripa. Mis 14 pastillas de hormonas diarias. Mi pastilla de suplementos vitamínicos. Mis parches de estrógenos cada dos días, que me daban tanta reacción a la piel. Una buena implantación, una beta alta y estupenda. Un saco gestacional bien posicionado, bien sujeto. Un embrión de clase A, perfecto, con todos sus análisis hechos y pasados. Esta vez no iba a detenerse el embarazo porque mi bebé no viniese bien, como nos pasó en Enero. Todos estos argumentos formaban parte de mi discurso constante, para permitirme vivir un embarazo en condiciones y sin que se viera ensombrecido por mi experiencia pasada. Incluso nos animamos a contarlo a casi todo el mundo, dando por sentado que en esta ocasión teníamos más garantías. Y hemos acabado igual de destrozados. ¿Qué voy a hacer ahora?. ¿Cómo voy a poder afrontar mi siguiente embarazo con positividad y sin morirme de miedo?. Ya no tengo argumentos, ya no dispongo de ningún discurso válido. Todo puede pasar, incluso lo peor, por muy optimista que plantees las cosas. Qué impotencia, qué indefensión más grande. Porque en este tema nunca nada está asegurado. Porque me temo que nos vamos a quedar sin respuestas, y nada va a hacer que comprendamos qué ha ocurrido y si podíamos haberlo evitado, o si podremos evitar que pueda volver a suceder en un futuro. He cuidado con esmero mi alimentación, mis hábitos de sueño. He tenido cuidado también con la sobrecarga de trabajo, he tomado muchas medidas a nivel laboral, para no estresarme más de lo normal. He hecho TODO lo que me han dicho en cada momento. Y vuelvo a estar vacía de nuevo, triste y desesperanzada.

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