Por fin llegó
el día y ayer fuimos a ver a Juana Crespo por primera vez. La Clínica es
preciosa, con muchísimo espacio, y todo muy nuevo, minimalista, muy bien
decorado y con mucho gusto. Me encantó, la verdad. Estuvimos allí casi 4 horas,
pero a mí no se me hizo tan largo, porque estuvimos viendo y hablando con un
montón de gente. Primero con una chica de Administración que se tomó todos
nuestros datos, y después pasamos a una enfermera a la que le contamos
absolutamente TODO, de principio a fin, historias familiares, tratamientos, embarazos,
medicación, y mil detalles más. La pobre acabaría echando humo por la cabeza,
nos comentó que nos habíamos hecho de todo… Al ratito ya nos pasó al despacho
de Juana. La esperamos allí durante unos 20 minutos, y ese tiempo me dio la
oportunidad de observar con detalle. Toda una pared casi llena completamente de
fotografías de madres y bebés, y en cada una de las fotografías, Juana había
escrito cuál había sido el diagnóstico inicial de la paciente. Había de todo,
era un poco abrumador y esperanzador al mismo tiempo. Al menos te deja la sensación
de que casos muy complejos consiguen salir adelante, desde mujeres con muchísimas
transferencias a sus espaldas, otras con abortos, otras con úteros “imposibles”…
Estando allí, me preguntaba qué es lo que acabaría poniendo Juana en mi
fotografía. Solamente encontré una fotografía de una eco donde ponía “aquí no
hay nada que hacer”, y se me puso un nudo en la garganta de pensar que podría
llegar a ser la mía en el futuro.
Llegó Juana y
traía con ella un resumen hecho a mano de nuestro caso, que probablemente le habría
hecho la enfermera que nos atendió antes. Lo puso en la mesa y me dijo: sólo con esto, ya sé quién eres y el tipo de
paciente que vas a ser. Algo pasa en tu útero, y se ha ido agravando más y más
con cada embarazo que has tenido y con cada aborto. No le dio demasiada importancia
a las alteraciones inmunológicas, aunque dijo que ella lo tendría todo en
cuenta, pero que cree que la cosa no va por ahí. Me hizo pasar a otra habitación
para hacerme un ecografía vaginal, y lo que me comentó me dejó un poco hecha
polvo… Dijo que estaba ya menopáusica, que mi ovario derecho estaba
completamente atrofiado (y luego añadió, “más seco que el bacalao”) y no había nada
que hacer por él. Del ovario izquierdo dijo que iba más o menos en la misma dirección
aunque estaba un pelín mejor, pero que tampoco habría mucho que hacer. Dijo que
mi útero era pequeño y malo, y lo peor de todo, duro como una piedra, y que allí
era imposible que nada creciese, porque no era nada fértil. Yo me aguantaba
todo el tiempo las lágrimas y el impulso de preguntarle si aquello tenía solución.
Y cuando terminó, me vestí y volvimos a su despacho.
Mi cara era
un poema, desde luego, pero no quería intervenir hasta escuchar lo que tuviese
que decirme y sugerirme, hasta el final. Ya sentados con ella en su mesa, nos
sacó varias ecografías de diferentes úteros. Nos mostró lo que era un útero fértil,
diciendo “este útero es de una chica que echa un polvo y ya se queda embarazada”.
No puedes evitar reírte con la forma de hablar que tiene, no sé si lo hará para
calmar los ánimos, o es que ella es así de bruta hablando, pero a mí me hace gracia.
Y luego nos enseñó una eco de un útero parecido al mío, con un endometrio que
no puede crecer porque las paredes del útero no le dejan expandirse, ya que las
células madre que lo rodean han ido invadiendo la pared intrauterina y el
miometrio, y lo habían endurecido tanto que era imposible implantar nada ahí. Eso
es que lo que ella cree que me pasa. Por fin le pregunté si tenía solución, y
ella sólo me contestó que peores úteros ha visto salir adelante, pero que no
podía asegurar nada hasta tener una resonancia magnética que le diga de qué
forma está afectado el mío y en qué zonas, y que una RM mostrará cuánto de
piedra y “callo” se ha llegado a hacer alrededor de mi endometrio.
De modo que
mi siguiente plan es una resonancia magnética pélvica, para lo cual, tengo que llevar
tratamiento hormonal como si fuese a hacer una transferencia, y 18 días después
de empezarlo, hacerme la prueba, porque ya estaré en fase lútea y se puede ver
cómo está mi útero para embarazarse. Como no me va a bajar la regla, me dijo
que empezase directamente al día siguiente (o sea, hoy…). La pauta de estimulación hormonal que
hacía con CREA siempre iba de menos a más, es decir, empezaba con 2mg de
valerato de estradiol durante 3 días, luego otros 3 días con 4mg, y 3 días después pasaba a 6mg.
A continuación introducía un parche de 100mg en el día 10, y después me iba
poniendo 2 parches de 100mg cada dos días. Pero Juana me ha dicho que empiece
todo de golpe!, es decir, hoy ya empiezo con 6mg de valerato y con 200mg de
Evopad. Sólo llevo una pastilla (la de la mañana) y ya me noto el cuerpo raro,
así que cuando acabe el día y me haya metido otras dos pastillas y dos parches,
me voy a querer morir. Además, los parches me sientan fatal al principio hasta
que me acostumbro, y voy a llevar toda la carga desde el principio!. Madre mía…
También he conseguido ya el volante y la cita para la resonancia, que será el
próximo día 11 de Mayo. Cuando me la haga, dejaré la medicación, y cuando me
baje la regla, volveré a empezar el mismo tratamiento hormonal de nuevo, para
que Juana me haga una ecografía a los 8 días. Y se supone que con ambas pruebas,
ya me dará un diagnóstico y me propondrá un tratamiento, si es que tiene
arreglo. Hasta entonces, como siempre, como cada vez que damos un paso,
PACIENCIA.
Mi primera
impresión de Juana Crespo y de su Clínica, es buena. Estoy muy escarmentada con
la vida como para hacerme ilusiones, pero me transmite confianza, y una
posibilidad, que desde luego, no me voy a quedar sin explorar. Soy consciente
de que llego a Juana con los ánimos por los suelos, medio arruinada después de
haber invertido más de 30.000 euros en tratamientos durante estos 3 años, y
cansada de esta lucha tan larga y todavía sin fruto. No quiero responsabilizar
a nadie, ni si quiera a mí misma, porque no sería justo. Todas las personas que
me han acompañado en este camino, hasta ahora, me han dado lo mejor de sí
mismas y han puesto todo su empeño en ayudarme, estoy 100% convencida de ello. No
sé si Juana habrá aparecido para darme luz, o para cerrar de una vez mi capítulo
de la maternidad. Y si es ella quien me va a ayudar a ser madre, no sé por qué
ha tardado tanto en aparecer en mi vida, precisamente ahora que ya me encuentro
casi derrotada. Algún día, con retrospectiva, quizá lo entenderé. O quizá no lo
entenderé nunca, porque la verdad es que estoy cansada ya de buscar lecciones
de vida en esta experiencia tan horrible, y de encontrarle un sentido a todo este
sufrimiento.