Así es… He
necesitado varios días para poder tener suficiente ánimo de sentarme a escribir.
Que no saliera bien, era una posibilidad, estaba claro, pero qué poco
preparados estamos para estas cosas. Y es que en el fondo no hay forma humana
de enfrentar nada de esto sin romperte en mil pedazos, es imposible. Es lo que
hay. Es lo que toca. No hay más…
Mi
embrioncito se marchó, no tuvo fuerzas para quedarse, o no tuvo opciones si
quiera para intentarlo. Quizá no encontró un lugar acogedor donde implantarse. Estuvo
dentro de mí unos días, pero pasó de largo. Mi Endometrio no pudo retenerlo. Que
sí, que estadísticamente, las probabilidades de implantación no son altas para ninguna
mujer en reproducción asistida. Que estas cosas pasan, y mucho. Lo leo
constantemente en otros testimonios en Internet. Pero duele muchísimo. Cuesta salir
del pozo, cuesta rehacer fuerzas y plantearse seguir adelante. ¿Cómo?. Si tan sólo
hace unos días, mi vida quería girar alrededor de otra personita!!. Íbamos a
ser tres a partir de ahora. El trabajo, las relaciones, la alimentación, el día
a día… TODO iba a ser diferente. Y de nuevo, solos los dos… Toda nuestra vida
desestabilizada de nuevo, detenida, a la espera de decisiones. Reajustar los
horarios de nuevo, organizar la agenda, los compromisos, a mí es lo que más me
cuesta en este momento. Porque no quiero volver a estar como antes, odio mi
vida así. Por no hablar de ponerme a pensar en pasar de nuevo por esta
pesadilla, por más ecografías frustrantes, por más medicación, más esperas, más
cancelaciones por falta de respuesta, más esperanzas rotas mes a mes. No puedo más.
Pero a la vez siento que no puedo detenerme, que si ahora paro ya no habrá
vuelta atrás, y que conforme pasan los años, también se me van pasando las
fuerzas, y que es ahora o nunca!. En mí siempre hay dos partes, y nunca sé cuál
de las dos es la real, porque siempre conviven a la vez. La que quiere seguir y
no rendirse, y la que no puede más con esto. ¿A cuál hago caso?.
Estos días
atrás, he sentido verdadera envidia por todas aquellas mujeres que no están buscando
embarazo. Cada vez que veía en alguna serie, video, o incluso en la vida real,
lo bien que viven otras personas sin estar pendientes de este tema, que no están
agobiados ni angustiados, que hacen cosas, que disfrutan, que tienen planes de
vida, viajes, proyectos, actividades. Yo quería alejarme de todo esto y ser
como esas personas. Pero esta angustia me persigue, esta preocupación no va a
desaparecer, este tema vuelve a ser una incertidumbre en mi vida. Cada vez me
parece más utópico esto de llegar a ser madre, caigo en el desánimo de creer
que no lo conseguiré nunca, que me irán saliendo mes a mes miles de obstáculos
en el camino, si no en una dirección, en otra, pero que nunca se juntarán los
factores necesarios para que una vida pueda crecer dentro de mí y hacer
realidad mi sueño de la maternidad.
Nuestro siguiente
paso es hablar con una especialista que hay en Valencia, que se llama Juana
Crespo. A esta mujer van a parar los “casos imposibles”, de mucha complejidad, parejas
que llevan años y años de intentos. Tampoco creo que sea la panacea,
sinceramente, no creo que ella pueda hacer mucho más de lo que nosotros hemos
hecho ya. Pero es el último cartucho que nos queda, por lo menos para escuchar
una última opinión, y porque vamos remitidos por una amiga suya, que ya nos la recomendó
hace tiempo, pero que como estábamos llevando todo esto con CREA y con Madrid,
decidimos dejar a un lado para no complicar mucho más las cosas. Pero ya no nos
quedan embriones. Volvemos a estar a cero. Medio arruinados, eso sí, y con las
manos y el corazón vacíos. ¿Qué puedo perder por ir a ver a esta mujer?. ¿Más
dinero?, seguro. ¿Perder más tiempo?, seguramente sí. ¿Tener que pasar por más
estudios, pruebas, análisis de los que tardan semanas y semanas?, apostaría a
que sí, porque es lo que todos hacen. Juana Crespo estuvo trabajando muchos años en el Centro IVI en Valencia, y a finales del año 2014 se independizó y fundó una Clínica
propia. Ojalá nos pueda atender lo antes posible, aunque ya me imagino lo difícil
que tiene que ser coger cita con esta mujer, y francamente, estoy un poquito
saturada ya de “divas de la reproducción asistida” (léase: Silvia Sánchez Ramón
y Diana Alecsandru).
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