Estoy en un
momento en el que necesito alejarme de muchas cosas. Es mi propio estado de ánimo,
que no me deja relacionarme con normalidad y hacer las cosas con la misma motivación
de siempre. Se me hace pesado. Me cuesta la compañía de la mayoría de las
personas, salvo casos excepcionales. Este fin de semana, por ejemplo, comiendo
con mi familia, se me hacía largo, tenía ganas de irme y evadirme a solas en mi
casa. Era una mezcla entre tristeza y agobio de gente, de ruidos, de
conversaciones, como si todo eso me sobrara. Lo que más necesito es silencio,
tranquilidad. Es lo que me pide la mente. Conversaciones tranquilas, momentos
de soledad, de reflexión, personas poco ruidosas. Todo lo demás, me satura, me
agobia y me estresa.
Tenemos la
cita con Juana Crespo el Lunes que viene por la mañana. Conforme pasan los días
me siento más expectante ante la idea. Pero no me quiero hacer demasiadas ilusiones.
Paso muchas veces por el mal trago de crearme una expectativa y que se derrumbe
cada vez que me acerco a ella. Pero es que leo tantas cosas positivas de Juana
en Internet!. Hay mucha devoción por esta mujer entre muchas mujeres, incluso
se llaman a sí mismas “chicas Crespo”. ¿Llegaré a ser yo también una chica
Crespo?. ¿Escribiré sobre ella en el futuro con tanto cariño y agradecimiento
como leo en otras mujeres?. ¿O, para variar, seguiré siendo la excepción que confirma
las reglas más universales, y acabaré siendo la única a la que esta mujer no
pueda ayudar?. Yo no apostaría… Hay un video en Youtube, de una entrevista que
le hicieron hace tiempo, que es lo que más me ha acabado de convencer y motivar con
ella, por el enfoque vocacional que esta mujer tiene en su trabajo, por su
voluntad de ayudar, por la manera en que se expresa, por el buen rollo que
transmite, y por la fuerza que desprende su discurso. Llevo toda la mañana
preparando esa primera sesión que tendremos con ella, haciendo listas, resúmenes,
apuntando datos y fechas importantes, organizando e imprimiendo informes y analíticas.
Al menos todo eso me mantiene ocupada. Pero también me pone demasiado en contacto
con nuestra aventura de ser padres, y con la pesadilla que está siendo para
nosotros. Así que voy encontrando una de cal y otra de arena. Me motivo y
derrumbo en ciclo. Tengo una tarde de trabajo muy intensa, y no sé si he
elegido un buen día para hacer todo esto, porque me encuentro francamente
agotada y con un dolor de cabeza espectacular.
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