Hoy me estoy
haciendo el ánimo de organizar un poco mi cabeza y mis objetivos para los
próximos meses. Creo que con una buena planificación y algo de motivación, lo
puedo conseguir. Ya he hecho la lista de propósitos y ahora lo que tengo que
hacer es escribir sobre ellos e ir tomando decisiones y elaborando pautas. Es
una tarea que hago constantemente conmigo misma y con muchos de mis pacientes.
No desarrollo tampoco un método muy elaborado, e incluso cada vez lo hago de
una forma distinta y voy improvisando recursos, pero siempre hay algunos
elementos comunes. Escribir es uno de ellos, porque yo aclaro muchísimo mi
mente cuando veo las cosas por escrito. Quizá por eso me gusta tanto leer
también, porque la información escrita me resulta mucho más fácil de comprender
y de seguir que si me hablaran directamente. Tengo la mañana por delante. En un
principio me iba a quedar en casa esta mañana, porque estoy bastante resfriada,
afónica, me duele la cabeza… Estoy así desde el Martes por la tarde, que empezó
a dolerme el pecho y la garganta. Mejoro un poco durante el día, pero las
últimas horas de la tarde son mortales y me encuentro bastante agotada, con
fiebre y mareos. Llevo dos noches acostándome sin cenar porque no tengo fuerzas
ni para eso, llego a casa, me pongo mi pinchazo de heparina y me meto
en la cama. Pero hoy prefería venirme al despacho y aprovechar esta mañana en
mí misma. Cada vez disfruto más de estos momentos a solas, es como mi oportunidad
de centrar mi mente, reflexionar, llorar si es necesario. La soledad y el
silencio me reconfortan, y no sé por qué. Soy consciente de que haciendo esto
pierdo energía, que no me ayuda a estar activa y espabilada. Pero mi cuerpo y
mi mente me piden relax, lentitud, calma, oscuridad (pero de la
reconfortante…), porque eso es lo que me ayuda a pensar. Puede parecer un
estado algo deprimido, melancólico, pasivo. Pero a mí me hace bien.
Y mis
propósitos giran alrededor de estos temas: productividad laboral, página Web y
publicidad, manejo del ordenador, ejercicio físico, control de la alimentación,
pérdida de peso, control del tiempo, meditación, descanso, maternidad, y mejora
de mi actitud general. Estas son las cosas sobre las que tengo
que pensar y tomar pequeñas decisiones.
Algunos días
después de que nos dijeran que teníamos que cancelar la transferencia de
nuestro bebé, me propuse intentar que todo esto no me arrastrara, porque me
veía un poco al límite. Me compuse un calendario con los 54 días que tenía por
delante, colorido y llamativo, para que me motivase un poco. No va a ser fácil.
No está siendo fácil… Quiero poderme centrar en otras cosas y apartar la
maternidad de mi mente, pero después de haberlo tenido tan cerca otra vez,
créeme que no es tan sencillo. Lo que está claro es que en los próximos 54
días, no tiene sentido estar dándole muchas vueltas a esto, porque no puedo
hacer nada. Salvo tomarme la pastilla anticonceptiva y pincharme la heparina. Y
ni si quiera tengo la certeza de que después mi bebé vuelva a estar cerca de
mí, porque primero mi endometrio tiene que responder adecuadamente. Quiero
poder pensar en mi cuerpo como algo bueno, y mandar buenas vibraciones a mi
endometrio y mi sistema reproductor, pero estoy todavía en proceso de
deshacerme de la rabia y el rencor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario