jueves, 23 de marzo de 2017

ORGANIZANDO MI CABEZA


Hoy me estoy haciendo el ánimo de organizar un poco mi cabeza y mis objetivos para los próximos meses. Creo que con una buena planificación y algo de motivación, lo puedo conseguir. Ya he hecho la lista de propósitos y ahora lo que tengo que hacer es escribir sobre ellos e ir tomando decisiones y elaborando pautas. Es una tarea que hago constantemente conmigo misma y con muchos de mis pacientes. No desarrollo tampoco un método muy elaborado, e incluso cada vez lo hago de una forma distinta y voy improvisando recursos, pero siempre hay algunos elementos comunes. Escribir es uno de ellos, porque yo aclaro muchísimo mi mente cuando veo las cosas por escrito. Quizá por eso me gusta tanto leer también, porque la información escrita me resulta mucho más fácil de comprender y de seguir que si me hablaran directamente. Tengo la mañana por delante. En un principio me iba a quedar en casa esta mañana, porque estoy bastante resfriada, afónica, me duele la cabeza… Estoy así desde el Martes por la tarde, que empezó a dolerme el pecho y la garganta. Mejoro un poco durante el día, pero las últimas horas de la tarde son mortales y me encuentro bastante agotada, con fiebre y mareos. Llevo dos noches acostándome sin cenar porque no tengo fuerzas ni para eso, llego a casa, me pongo mi pinchazo de heparina y me meto en la cama. Pero hoy prefería venirme al despacho y aprovechar esta mañana en mí misma. Cada vez disfruto más de estos momentos a solas, es como mi oportunidad de centrar mi mente, reflexionar, llorar si es necesario. La soledad y el silencio me reconfortan, y no sé por qué. Soy consciente de que haciendo esto pierdo energía, que no me ayuda a estar activa y espabilada. Pero mi cuerpo y mi mente me piden relax, lentitud, calma, oscuridad (pero de la reconfortante…), porque eso es lo que me ayuda a pensar. Puede parecer un estado algo deprimido, melancólico, pasivo. Pero a mí me hace bien.

Y mis propósitos giran alrededor de estos temas: productividad laboral, página Web y publicidad, manejo del ordenador, ejercicio físico, control de la alimentación, pérdida de peso, control del tiempo, meditación, descanso, maternidad, y mejora de mi actitud general. Estas son las cosas sobre las que tengo que pensar y tomar pequeñas decisiones.

Algunos días después de que nos dijeran que teníamos que cancelar la transferencia de nuestro bebé, me propuse intentar que todo esto no me arrastrara, porque me veía un poco al límite. Me compuse un calendario con los 54 días que tenía por delante, colorido y llamativo, para que me motivase un poco. No va a ser fácil. No está siendo fácil… Quiero poderme centrar en otras cosas y apartar la maternidad de mi mente, pero después de haberlo tenido tan cerca otra vez, créeme que no es tan sencillo. Lo que está claro es que en los próximos 54 días, no tiene sentido estar dándole muchas vueltas a esto, porque no puedo hacer nada. Salvo tomarme la pastilla anticonceptiva y pincharme la heparina. Y ni si quiera tengo la certeza de que después mi bebé vuelva a estar cerca de mí, porque primero mi endometrio tiene que responder adecuadamente. Quiero poder pensar en mi cuerpo como algo bueno, y mandar buenas vibraciones a mi endometrio y mi sistema reproductor, pero estoy todavía en proceso de deshacerme de la rabia y el rencor.

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