martes, 11 de julio de 2017

LA AGONIA CONTINUA

















Lo que ha pasado durante este fin de semana y el día de ayer, ni si quiera sé cómo empezar a contarlo. A lo mejor se trata de una señal divina, una intercesión de todos los Santos a los que nos estamos encomendando, obra de la Virgen, o yo qué sé. O por otro lado, algo negativo, una broma del destino, una crueldad y un castigo…

Vayamos por partes. El fin de semana lo he pasado de reposo absoluto. Al menos eso ha servido para que manchara menos, que era lo que yo pretendía, aunque no he dejado de manchar ninguno de estos días. Estaba agotada y necesitaba que todo terminase de una vez y poder descansar de tanta incertidumbre, porque siempre he dicho que es el peor estado en el que puede encontrarse una persona. Si me decían que el bebé se había detenido, también supondría cierta paz para nosotros, y poder dejar de vivir en un “Ay” continuo. El resto del fin de semana ha sido largo, cansado, a ratos llorando y a ratos creyendo en los milagros. Pero tengo que decir que no esperábamos demasiado. Yo creo que llega un momento en el que te agotas de esperar cosas buenas, que tu optimismo y buena voluntad y buenos deseos, ya no encuentran el modo de que los sientas como reales, y todo te parece forzado. Porque sólo quieres descansar, sea lo que sea lo que tenga que pasar. Y además, sin poder distraerme, se me ha hecho eterno, en el sofá, sin apenas moverme… El Domingo me levanté con un dolor de cabeza terrible que me acompañó todo el día, para más INRI.

Y llegó el Lunes. La ansiada tercera beta, la que nos sacaría de toda duda y nos diría si mi embrión era un superviviente o no había podido sacar su vida adelante. A las 8:30 nos hicieron el análisis de sangre. Nos fuimos a desayunar, a dar un paseo por Pinedo y tomar algo al sol, para hacer que la espera de “la llamada” fuera más soportable. Pegábamos un brinco cada vez que sonaba el teléfono, y hubo muchas llamadas esa mañana, pero ninguna de la Clínica, hasta las 13:52… Y la noticia fue que aunque la beta había subido un poquito (creo que me dijo que había llegado a 42), ya había pasado demasiado tiempo para que saliera adelante con normalidad, y que era prácticamente imposible que ese embrión sobreviviera ya. La doctora me dijo que dejara la medicación por completo y esperara a que me bajase la regla y se expulsara todo, que tendría que ir haciendo controles de la beta hasta que desapareciera, y que en cuanto el médico me diera el visto bueno, hablaríamos y retomaríamos las cosas. Como el ginecólogo de la Clínica es el mismo que he tenido desde hace 10 años, les dijo esa misma mañana que me pasara por la tarde por su consulta privada en Milenium, para pedirme un análisis y una doppler, sobre todo con el objetivo de descartar un posible embarazo ectópico, que encajaría con lo que nos está pasando, y que podría llegar a ser peligroso. Nos pasamos un rato muy malo, porque aunque esperábamos una noticia así, siempre es doloroso que se confirme. Cuando nos pudimos despejar un poco, ya mandé un mensaje a nuestras familias y amigos cercanos, contando lo que nos habían dicho.

A las 16:00 estábamos en Milenium. Pasamos a consulta y el Doctor Blanes nos hizo todos los volantes que necesitábamos para el Miércoles, uno de sangre para ir confirmando que la beta va bajando, y una doppler para descartar un embarazo ectópico. Yo le comenté que pensaba que la doppler me la harían esa misma tarde, si de verdad podía ser algo peligroso… Entonces dijo que bien, que ya que estábamos allí, vería si me podían hacer sitio. Y resultó que sí, que nos podían atender. Para nuestra sorpresa, en la doppler nos dijeron que se veía un saco gestacional de 2mm, que parecía indicar que el embrión se podía estar desarrollando. El ginecólogo se quedó un poco sorprendido por esto, llamó en seguida a nuestra doctora de CREA, y se lo comentó, y ambos decidieron que manteníamos un poco más la medicación, total, por dos o tres días más no pasaba nada… No entiendo nada de lo que está pasando. Goku y yo estábamos rotos, y es difícil ir asimilando tantas idas y venidas. Ahora puede, ahora no, ahora si, vamos a esperar, definitivamente no, bueno, espera, que quizá sí… La cabeza nos iba a explotar. La agonía continúa. Me da igual que sean 3 días más, esto es un infierno para cualquier pareja. Intento ser optimista, pero me cuesta muchísimo. ¿Pero esto qué es?, ¿un rayo de esperanza o una broma pesada del destino?. Si no tiene que ser, que pase cuanto antes, por favor!, qué manera más dura de prolongar nuestro sufrimiento.

Así que así me encuentro… No sé si acabar de romperme del todo o soportar esta incertidumbre con esperanza. ¿Existen de verdad los milagros?. Parece que ayer todo se iba sucediendo de forma vertiginosa, y que todo se inició con un “NO”, pero luego empezaban a darse un montón de casualidades juntas, para acabar llegando a la conclusión de que de nuevo “podía ser”, que no tiráramos la toalla todavía. Un último cartucho.

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