jueves, 16 de junio de 2016

NO CONSIGO ARRANCAR


Seguir con el día a día, me cuesta. Y me cuesta mucho!. Mi mente sigue buscando desesperadamente cualquier cosa que la entretenga y evite que se ponga a pensar. Y sigo con mi tendencia a posponer todo lo que tengo que hacer y a dejar abandonadas muchas cosas que antes hacía con gusto. Mi cabeza está permanentemente recordándome todas las cosas pendientes que tengo y no hago. Las importantes, y las no tan importantes. Hoy no me quito de encima la responsabilidad de un informe que tengo que presentar para esta tarde a unos pacientes. Y lo haré, estoy segura que lo tendrán a su hora, cuando lleguen a las 17:00. Y en realidad no es nada difícil para mí, aunque me lleve un ratito hacerlo. Pero encuentro mil excusas para no ponerme con ello. Hoy me he levantado temprano y me he venido al trabajo. No tengo pacientes esta mañana, y he pensado que así me pondría las pilas mejor que si me quedo en casa. Pero ya son las 11:00, y realmente no he hecho nada productivo. ¡¡Con todas las cosas pendientes que tengo!!. Y continuo con las mil excusas. En lugar de hacerlas, he estado jugando al Candy Crush, he pasado un buen rato en Instagram, he mirado el Facebook y leído las noticias en Internet, he perdido media hora buscando la plastificadora de mi compañera (y no la he encontrado), he leído algunas entradas del foro de “Proyecto-bebé”, he buscado información sobre Iriólogos en Internet para entender qué narices es eso y por qué recurren a él algunas mujeres del foro (y para decidir después que esas cosas a mí no me van…), he almorzado, y he contestado algunos correos que tenía pendientes (quizá sea esto último lo único que estaba en la lista de cosas importantes). Todo lo demás sigue sin hacerse, a la espera, y por supuesto, revoloteando en mi cabeza sin parar… Antes no me costaba nada organizarme el tiempo para llegar a todo. Yo he sido siempre de las que acostumbraba a hacer las cosas cuanto antes para quitárselas de encima, de las que rentabilizaba el tiempo al máximo y acababa haciendo incluso más cosas de las que se proponía, muchas de ellas muy interesantes y creativas, porque ya no tenía responsabilidades en la cabeza y me podía relajar. Quiero volver a ser esa persona. La que llegaba al despacho y lo primero que hacía era escribir una lista de cosas para hacer ¡¡y la cumplía!!. Es más, ¡¡no paraba hasta que la cumplía, y no me costaba!!. Y hoy todo se me hace un mundo.

Me encantaría poder contarle todo esto a Goku. Debería tener la confianza necesaria para decirle cómo estoy, cómo me siento y todo lo que me pasa. Pero de momento no puedo. Ni sé cómo hacerlo tampoco. Son muchas las razones para ello. No quiero fallarle, ni defraudarle, y que sepa que no puedo con estas cosas. Él tiene un carácter súper trabajador, no se rinde, y normalmente yo también, pero ahora no. No sé si entendería el tipo de descanso que necesito.

También me frena decírselo, el hecho de que no quiero que se sienta mal, no quiero cargarle con más problemas a su espalda. No quiero ser la causante de que esté disgustado. Y mucho menos quiero que esté preocupado por mi bienestar. Quiero mostrarme fuerte delante de él, que sienta que puede apoyarse en mí si lo necesita. Que estoy aquí y que puede estar tranquilo. ¿Cómo voy a transmitirle todo eso si le muestro mis debilidades?. Hoy por hoy, para mí es más importante Goku que yo misma, y siento que debo continuar como sea, y que él me vea más o menos bien y más o menos entera. Cuando estoy con él intento hacer esfuerzos porque me vea lo mejor posible. Es durante la semana, cuando llego al despacho, cuando vuelvo a encontrarme fatal y hecha una mierda.

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