Yo no sé
hablar de mis cosas y mis agobios sin echarme a llorar, y muchas veces, ponerme
así, hace que no consiga hacerme entender, porque arrastro mucho a la otra
persona con ese sufrimiento, y yo misma me altero más de lo debido. No lo puedo
evitar, soy muy sensible. Pero era importante para mí poder hablar con Goku
sobre cómo estoy. El Viernes por la noche decidimos salir a cenar a uno de
nuestros Restaurantes favoritos. Me preguntó si quería que habláramos, y en ese
momento me sentía bastante animada para hacerlo, porque hasta ese instante me
sentía un poco más ligera y aliviada, por haberme atrevido a dar el paso de
hablar con él y contarle cómo estoy. Es evidente que en muchas cosas no
pensamos igual, pero necesitaba tener esta conversación con él y sincerarme. Ya
buscaremos soluciones.
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