lunes, 8 de agosto de 2016

AISLAMIENTO



Tengo muy pocas ganas de ver y estar con gente. Me resulta agobiante pensar en estar conversando con las personas, no me apetece en absoluto. Prefiero mil veces la soledad y el silencio a mi alrededor. Menos Goku, me irrita y me molesta prácticamente todo el mundo, se me hace pesado poner buena cara y seguir adelante. Yo no soy así. Pero últimamente estoy cambiando mucho, o quizá es que empiezo a ser más sincera conmigo misma. Antes no me costaba tanto adaptarme a cualquier cosa, y hacer esfuerzos por las personas, pero ahora prefiero pensar más en mí misma y en las cosas que necesito. Lo peor para mí sigue siendo mi trabajo. A pesar de tener la baja que me consiguió la gestora, no consigo rebajar tanto como me gustaría el tiempo de trabajo con pacientes (o tanto como “necesitaría”). No es tan fácil. No he podido decir que no a algunas personas, aunque sean casos que me sobrecargan mucho en este momento. Y tampoco he podido decir que no a algunas terapias nuevas. Me sabe mal no atender a la gente en el momento en que me llaman, especialmente si vienen remitidos por otros pacientes, que suele ser la mayoría de las veces. Luego me arrepiento y pienso que debería haberles derivado a otra persona, pero no sé por qué, cuando me llaman ha coincidido con momentos en los que me sentía bien de ánimo y he pensado que podría con ello, pero quizá he excedido mis limitaciones. Sigo en mi empeño de encontrarme mejor, y lo consigo a veces, pero no siempre. A ver si este nuevo tratamiento me va mejor y sacamos más óvulos, eso sí me animaría…

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