Estoy harta
de verme mal. No encuentro una imagen en el espejo que me devuelva algo bonito.
Siempre me ha gustado mucho mi aspecto. Me considero una persona estéticamente
elegante, con buen gusto, con clase. Pero lo que ahora veo es una persona
descuidada, no me sienta bien casi nada de lo que me pongo, he dejado de
“pillarme el punto”, he dejado de verme sexy y seductora. Y quiero ser la de
antes. Me sentía mucho más segura de mí misma. Cuando me quede embarazada,
seguramente irá a peor, porque me veré todavía más hinchada y más gorda. No sé
si llego a tiempo de empezar a ponerme las pilas en este tema. Tampoco tengo
claro que sea lo más saludable ahora empezar a hacer dieta, y cuando me quede
embarazada menos. Pero algo tengo que hacer. Sé que puedo mejorar muchísimo mi
forma de comer. Sé que puedo organizarme mejor para no recurrir a cosas menos
sanas. Es cuestión de planteármelo. Estoy en ello. Estoy en proceso…
Mi pelo. Ese
es mi segundo trauma ahora mismo. Está descuidado, apagado, sin vida. Hace
tanto calor que llevarlo suelto es una tortura. Hace tanto calor que
arreglármelo con secador es una tortura. Hace tanto calor que pasarle la
plancha para darle forma es una tortura. Así que tengo que limitarme a
recogerlo con una pinza, y no encuentro el modo de que me quede favorecedor,
nunca he tenido gracia para los recogidos. Su color tampoco me gusta ahora. He
dejado de tintarme de negro (que es mi color de pelo favorito), porque es un
engorro estar con los tintes arriba y abajo, y además, lo estropean mucho más
de lo que ya lo está. Y por otra parte, estando embarazada no me podré tintar,
porque no es recomendable. Estoy intentando dejarlo de mi color, a ver qué
sale, y de momento empieza a salir bastante rubio. Tengo que sanearlo un poco.
A ver si se pasa ya el calor tan tremendo que está haciendo y es posible dejar
de recogerlo en un moño. Mi pelo siempre ha conseguido que me viese más
favorecedora, porque yo sé que lo tengo muy bonito. Pero últimamente, no hay
manera de sacarle el mismo partido de siempre.
Y para
terminar este apartado de moda y belleza, hablemos del maquillaje. De nuevo,
hace tanto calor que es imposible maquillarse en condiciones, porque no dejas
de sudar y eso hace que a) no se fije bien y no se absorba, y b) el propio
sudor lo va eliminando con las horas. No es nada agradable llevar maquillaje
cuando se suda. La opción ideal es coger un poquito de color natural con el sol
y recurrir a los polvos sin más, pero a mí no me vale, porque no puedo tomar el
sol (no debo). Tampoco me pinto los ojos como siempre por lo mismo, porque al
ponerme a sudar, se “corre” todo lo que me ponga en la cara. Aborrezco el
verano y aborrezco el calor.
Mi conclusión
de todo esto, por otra parte, tiene que ver con el hecho de que, como no me
encuentro bien conmigo misma, me voy sacando fallos y “peros” por todas partes.
No acabo de estar a gusto con nada, ni con mi trabajo, ni con mi aspecto, ni
con mi vida. Si estuviera más satisfecha en general, yo sé que estas cosas me
darían igual, o ya habría encontrado el modo de mejorarlo, y no me sentiría tan
bloqueada con todo. Espero salir pronto de todo este bucle de negatividad,
reencontrarme a mí misma, recuperar mis ilusiones naturales y seguir adelante
con mi vida, haciendo esfuerzos, eso sí, como siempre los he hecho, pero por lo
menos obteniendo resultados, y sin verme tan mal y tan hundida a menudo.