Tristeza. Esa
es la emoción que más a menudo siento estos días. Agotamiento, la siguiente.
Algo de desesperanza, también. Y una mezcla entre ganas de abandonar la lucha
unas veces, y no parar de buscar soluciones, otras veces. Resultado: un mar
agitado de sensaciones, idas y venidas, fuerzas y debilidades.
El Miércoles
recogimos los análisis hormonales que me hice el Lunes y tuvimos cita con el
ginecólogo. Su cara nos lo dijo todo. Su seriedad básicamente. Y mira que es
serio de normal, pero en esta ocasión tenía una seriedad diferente, más
preocupante… Nos dijo que era momento de pensar en la reproducción asistida,
que era prácticamente imposible con mis valores hormonales que me quedase
embarazada por nuestros propios medios. Así, sin anestesia emocional. No sé
cuántas veces en su vida habrá tenido que dar esta misma noticia este médico.
Supongo que muchas. Pero a mí me dio la sensación de que me estuviese diciendo
que bajase a comprar una barra de pan a la pastelería de abajo. Lo mismo. Ni si
quiera tuve tiempo de preguntar nada. Allí me quedé esperando que de un momento
a otro llegase una solución mágica, o por lo menos una respuesta más
esperanzadora. Pero no, nos acompañó silenciosamente a recepción para que
cogiéramos cita con la chica que lleva los temas de reproducción asistida, y
que ella nos indicaría todos los pasos a seguir desde ese momento.
Y hasta aquí
voy a contar hoy, porque no puedo continuar, porque se me hace muy difícil.
Porque tengo que ver una paciente en 30 minutos con sus amarguras personales,
como las tenemos todos, pero que dentro de media hora, para mí serán las más
importantes del mundo durante el tiempo que dure su sesión. Y porque mi
compañera Marta acaba de llegar al despacho y no quiero que me encuentre hecha
un mar de lágrimas. Pero no creas que no me vendría bien escribir y descargar
todo lo que llevo dentro acumulado de estos dos últimos días. Si tuviera un par
de horas por delante, estoy 100% convencida de que es justo lo que haría.
Preparar el paquete de clínex, sentarme delante del ordenador y contar todo lo
que estoy viviendo y sintiendo en este momento.