Han pasado
muchos días!!. Pero de verdad que no he tenido ningunas ganas de ponerme a escribir.
También es cierto que he estado teniendo mucho trabajo, porque me cogí algunos
días libres después de la transferencia, y los momentos que he tenido en el
despacho a solas y con calma, realmente no han sido tantos.
Mi transferencia
fue espectacularmente bien, en todos los aspectos. Me encontraba genial de ánimos,
con mucha confianza en mí misma y en mi cuerpo, porque además me sentía físicamente
muy bien, descansada y preparada!. El procedimiento fue casi exacto al
anterior, sólo que esta vez yo iba con los sentidos más “puestos” en situación y
observando las cosas con más cautela. De nuevo, el Doctor Blanes fue quien llevó
a cabo la intervención, lo cual supuso para mí un gran alivio, porque tengo
confianza absoluta en este médico. La embrióloga, Victoria, súper bonita y
amable, contestando todas nuestras dudas con paciencia y afecto. El enfermero
de la otra vez también, con su gorro de espermatozoides que me encanta y que le
quita un poquito de seriedad y de tensión a la situación. Sobre las molestias,
ninguna!. A lo mejor porque yo iba más mentalizada de que me podría doler como
me pasó en la otra ocasión, y me esperaba más molestia, pero para nada, casi ni
lo noté, sólo cuando introdujeron la cánula en los primeros instantes, pero
enseguida, mi cuerpo se relajó y pude disfrutar mucho más esta vez de todo lo
que pasaba, de cómo me preparaban, y cómo depositaban el embrión dentro de mí. Y
algo sorprendente, mi endometrio medía ese día 6,5 mm, ¿no es una pasada?, en sólo
3 días había crecido muchísimo!. No duró ni 5 minutos y ya estaba de vuelta en
la salita de espera con Goku, que no dejó de llorar y emocionarse a cada
instante, y no sabe él lo muchísimo que me motiva verle así, porque yo en
momentos de este tipo, suelo mantener mucho la compostura y puedo llegar a parecer
a veces hasta fría. Estuvimos 15 minutos esperando, yo tumbada en un sillón y él
sentado a mi lado en una silla y dándome la mano. Y ya está. Me sacaron sangre
para ver que todo estaba bien y si tenía que modificar en algo la medicación, y
me marché para casa. He estado 48 horas completas casi sin moverme del sofá y
de la cama, y el Domingo estuve tomando algo con mi hermana y mis sobrinos
en la plaza de mi pueblo, y tomando un poquito el sol. No quiero por nada del
mundo que esta vez me falte Vitamina D, así que no pierdo oportunidad cada día
para estar un rato al sol. No veas el color que estoy cogiendo ya a principio
de verano, y es algo que no debería, pero puestos a priorizar, es más
importante mi bebé que mi piel y las manchas que me puedan salir en este
momento…
Y ahora me
encuentro en mi segunda betaespera. Procuro llevarla bien, y muchas veces lo consigo. Sobre síntomas, pues van y vienen, y realmente no considero que
sean muy concluyentes de nada, ni para bien ni para mal. Intento ser objetiva
con estas cosas, porque la cantidad de medicación que llevo en el cuerpo es más
que suficiente para justificar que note tantas cosas raras. Pero a veces la
sensibilidad me puede, y hace un par de días, por ejemplo, cuando me quité el
sujetador al llegar a casa, me dolían tanto los pechos que mi primera reacción
fue reír y llorar a la vez, de lo emocionada que me puse. Luego me acuerdo de
los 900 mg de progesterona que me meto cada día, y me des-emociono un poco. Dolores
de cabeza, ninguno. Mareos, ninguno. Náuseas o dolor de tripa, tampoco. Tengo apetito,
y me encuentro muy bien del estómago. Tirones del útero o la sensación de regla
inminente, realmente muy poquito y muy suaves, y no todo el tiempo, así que no
sé… Es pronto aún para hacer un test de embarazo, no sé si quiera si debería. La
vez anterior hice trampas y es muy posible que durante este fin de semana también
las haga… Pero por ahora me contengo, porque podría salir un falso negativo y
no me quiero desmoralizar innecesariamente. Prometo intentar no hacerme ninguna prueba, aguantar y ser fuerte como una campeona.
Lo más
importante es que estoy FELIZ, y que pienso acompañar con ilusión y buen humor
a este embrión hasta el final. Muchas veces pienso que si no tiene que ser, al
menos SE que va a estar conmigo hasta que me baje la regla, está dentro de mí todavía,
y es mi bebé. No hay nada más importante. Soy su mamá y me necesita. Es mío y
forma parte de mí todos estos días. Ojalá salga adelante, se implante, se
desarrolle bien y se convierta en
una de las cosas más bonitas de mi vida. Puede salir bien, va a salir de la mejor
manera posible. Y yo estoy al 100% desde el principio. Claro que albergo dudas
e inseguridades, sería absurdo pretender que no aparezcan, pero las voy
desplazando con paciencia y sin forzarme, y voy buscando todo el tiempo el
discurso positivo, y si a veces me cuesta encontrarlo, al menos busco un
discurso de esperanza. Y de verdad que acabo consiguiendo que la actitud positiva
vaya ganando terreno a la actitud asustada y negativa.
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