jueves, 29 de junio de 2017

SEGUNDA TRANSFERENCIA (Quinto Embarazo)


Han pasado muchos días!!. Pero de verdad que no he tenido ningunas ganas de ponerme a escribir. También es cierto que he estado teniendo mucho trabajo, porque me cogí algunos días libres después de la transferencia, y los momentos que he tenido en el despacho a solas y con calma, realmente no han sido tantos.

Mi transferencia fue espectacularmente bien, en todos los aspectos. Me encontraba genial de ánimos, con mucha confianza en mí misma y en mi cuerpo, porque además me sentía físicamente muy bien, descansada y preparada!. El procedimiento fue casi exacto al anterior, sólo que esta vez yo iba con los sentidos más “puestos” en situación y observando las cosas con más cautela. De nuevo, el Doctor Blanes fue quien llevó a cabo la intervención, lo cual supuso para mí un gran alivio, porque tengo confianza absoluta en este médico. La embrióloga, Victoria, súper bonita y amable, contestando todas nuestras dudas con paciencia y afecto. El enfermero de la otra vez también, con su gorro de espermatozoides que me encanta y que le quita un poquito de seriedad y de tensión a la situación. Sobre las molestias, ninguna!. A lo mejor porque yo iba más mentalizada de que me podría doler como me pasó en la otra ocasión, y me esperaba más molestia, pero para nada, casi ni lo noté, sólo cuando introdujeron la cánula en los primeros instantes, pero enseguida, mi cuerpo se relajó y pude disfrutar mucho más esta vez de todo lo que pasaba, de cómo me preparaban, y cómo depositaban el embrión dentro de mí. Y algo sorprendente, mi endometrio medía ese día 6,5 mm, ¿no es una pasada?, en sólo 3 días había crecido muchísimo!. No duró ni 5 minutos y ya estaba de vuelta en la salita de espera con Goku, que no dejó de llorar y emocionarse a cada instante, y no sabe él lo muchísimo que me motiva verle así, porque yo en momentos de este tipo, suelo mantener mucho la compostura y puedo llegar a parecer a veces hasta fría. Estuvimos 15 minutos esperando, yo tumbada en un sillón y él sentado a mi lado en una silla y dándome la mano. Y ya está. Me sacaron sangre para ver que todo estaba bien y si tenía que modificar en algo la medicación, y me marché para casa. He estado 48 horas completas casi sin moverme del sofá y de la cama, y el Domingo estuve tomando algo con mi hermana y mis sobrinos en la plaza de mi pueblo, y tomando un poquito el sol. No quiero por nada del mundo que esta vez me falte Vitamina D, así que no pierdo oportunidad cada día para estar un rato al sol. No veas el color que estoy cogiendo ya a principio de verano, y es algo que no debería, pero puestos a priorizar, es más importante mi bebé que mi piel y las manchas que me puedan salir en este momento…

Y ahora me encuentro en mi segunda betaespera. Procuro llevarla bien, y muchas veces lo consigo. Sobre síntomas, pues van y vienen, y realmente no considero que sean muy concluyentes de nada, ni para bien ni para mal. Intento ser objetiva con estas cosas, porque la cantidad de medicación que llevo en el cuerpo es más que suficiente para justificar que note tantas cosas raras. Pero a veces la sensibilidad me puede, y hace un par de días, por ejemplo, cuando me quité el sujetador al llegar a casa, me dolían tanto los pechos que mi primera reacción fue reír y llorar a la vez, de lo emocionada que me puse. Luego me acuerdo de los 900 mg de progesterona que me meto cada día, y me des-emociono un poco. Dolores de cabeza, ninguno. Mareos, ninguno. Náuseas o dolor de tripa, tampoco. Tengo apetito, y me encuentro muy bien del estómago. Tirones del útero o la sensación de regla inminente, realmente muy poquito y muy suaves, y no todo el tiempo, así que no sé… Es pronto aún para hacer un test de embarazo, no sé si quiera si debería. La vez anterior hice trampas y es muy posible que durante este fin de semana también las haga… Pero por ahora me contengo, porque podría salir un falso negativo y no me quiero desmoralizar innecesariamente. Prometo intentar no hacerme ninguna prueba, aguantar y ser fuerte como una campeona.

Lo más importante es que estoy FELIZ, y que pienso acompañar con ilusión y buen humor a este embrión hasta el final. Muchas veces pienso que si no tiene que ser, al menos SE que va a estar conmigo hasta que me baje la regla, está dentro de mí todavía, y es mi bebé. No hay nada más importante. Soy su mamá y me necesita. Es mío y forma parte de mí todos estos días. Ojalá salga adelante, se implante, se desarrolle bien  y se convierta en una de las cosas más bonitas de mi vida. Puede salir bien, va a salir de la mejor manera posible. Y yo estoy al 100% desde el principio. Claro que albergo dudas e inseguridades, sería absurdo pretender que no aparezcan, pero las voy desplazando con paciencia y sin forzarme, y voy buscando todo el tiempo el discurso positivo, y si a veces me cuesta encontrarlo, al menos busco un discurso de esperanza. Y de verdad que acabo consiguiendo que la actitud positiva vaya ganando terreno a la actitud asustada y negativa. 

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