Tuve la consulta
con Juana el Miércoles pasado, hace casi ya una semana, y todavía no sé nada, ni
tengo ninguna indicación a seguir en ninguna dirección. Quiero creer que no lo
están dejando correr sin más, y que se están esforzando por encontrar
respuestas, o al menos soluciones, un plan, algo!!!. Esa consulta con Juana fue
muy confusa para mí, en otras circunstancias, me habría dejado loca de preocupación,
dándole miles de vueltas a la cabeza, pero vuelvo a estar anestesiada ante los
acontecimientos. Oigo decir a algunas chicas en reproducción asistida, que
cuando llevas muchos negativos, la mente se acostumbra y deja de sufrir tanto
cuando ocurren. Debe de ser algo así lo que me está pasando a mí. Una mezcla
entre cotidianidad y cierto pesimismo, de creer que nunca me va a tocar a mí
dar buenas noticias y alegrarme con un positivo. Es más de lo mismo que llevamos
viviendo desde hace más de un año cuando llegó nuestra primera beta negativa y
ya vamos por la tercera. Por suerte o por desgracia, mis 5 primeros embarazos fueron
positivos. Hasta hace un año, yo había visto betas positivas en cada intento. El
fallo en mis embarazos venía después, con las primeras semanas de gestación. Yo
pensaba en aquel entonces que lo difícil no era conseguir el positivo, porque
yo me quedaba embarazada a la primera siempre, siempre se daba la implantación.
Nunca hubiera imaginado que a día de hoy, habría retrocedido incluso un paso más,
y llegaría a estar agobiada por no ver un positivo. No tengo un frente, sino
dos: conseguir el positivo primero, y después, que duren los embarazos más allá
del primer trimestre. No comprendo por qué la vida me va complicando la
maternidad por momentos, es tan injusto…
Volviendo a
la consulta con Juana. Me subí en el potro esperando encontrar otro desastre dentro
de mi útero, como la vez anterior, algo deforme y que explicara la falta de
implantación, pero no. Estaba más o menos bien. Buena forma, nada aparentemente
anormal. Sólo dijo que estaba más fino que cuando me transfirieron, que se estaba
replegando y que tenía un endometrio “compactado”, que no sé qué significa,
porque seguramente será un concepto que sólo ella entiende. Lo peor vino cuando
Juana empezó a pensar en voz alta, y a decir que no sabía qué hacer con esas
paredes, que no tenía ni idea de cómo resolverlo. No sé si voy a poder explicar
bien lo que me pasó, pero me derrumbé absolutamente. Juana Crespo, ¡¡¡Juana Crespo!!!,
la mejor ginecóloga de reproducción asistida de España, del mundo… Estaba diciendo
que ya no sabía qué más hacer. No pude aguantarlo más y me vine abajo desconsoladamente.
Entre balbuceos, le dije que no quería que me dijera eso. Creo que se dio cuenta
de lo mucho que me habían impactado sus palabras, y me intentó tranquilizar
diciendo que para ella estas cosas eran un reto, que no se iba a rendir y que
encontraría la solución. Pero no iba a ser en ese momento. Tenía que volverme a
mi casa sin respuestas y sin saber qué hacer. Primero tenía que hablar con Sara
y entre las dos ver qué se podía hacer a partir de aquí, y me dijo que me
llamaría antes de terminar la semana para darme indicaciones. Pasó la semana y
no me llamaron. El Sábado me bajó la regla, escandalosamente abundante, roja y
con muchos coágulos. Estuve dos días así, y ya, ayer eran sólo restos, igual
que hoy. Llamé ayer a la Clínica para dar señales de vida y que se acordaran
que estoy esperando una llamada, y me dijeron que Juana había anotado en mi
ficha que hablarían hoy (Martes) de mi caso en la reunión de equipo, y que por
lo menos hasta el Miércoles no me llamarían. Vale, esperaré, no me queda otra.
Pero no me
gusta nada de esto. No me veo preparada para tirar la toalla. Os juro que no. Todavía
sigo teniendo mucha fuerza y creyendo que es posible y que puedo ser mamá. No puedo
encontrarme justo ahora con este pesimismo a mi alrededor, con esta falta de
respuestas y sin un plan, Yo quiero luchar!. No quiero rendirme. Me queda todavía
un embrión, es mi bebé, y quiero tener la oportunidad de luchar por él con
ciertas garantías, y no enfocar esto con una disposición derrotista y pensando
que ya está todo perdido y que no se puede hacer nada más de todo lo que ya hemos
hecho. Tiene que haber algo más, algo está pasando, esto debe de tener una explicación
y una solución. Soy una mujer sana, fuerte, me cuido muchísimo, estoy físicamente
mejor que nunca en mi vida. No puede ser ahora cuando me digan que ya no hay más
que hacer.