Echo la vista
atrás y observo cómo me he estado sintiendo estas últimas semanas y todo lo que
ha estado pasando por mi cabeza, y siento hasta vergüenza de algunas cosas.
Realmente yo no soy así. Leo comentarios y pensamientos que he escrito en otros
momentos y sólo me percibo a mí misma cabreada con el mundo, asustada, insegura
de todo y de todos, incluso de mí misma. Pero esa no soy yo, nunca he sido así.
Creo que la infertilidad transforma a las personas, y yo lo estoy comprobando.
Esta agresividad contra el mundo no es propia de mí. Tengo carácter, eso es
verdad, y mi abuela Teresa decía de mí: esta
xiqueta té el geni “cagat” (esta niña tiene el genio “cagado”). Y por algo
sería, que las abuelas son muy sabias!!!. Y es posible que sea esa parte de mí
de la que hablaba mi abuela, la que ahora tiene más protagonismo. Pero hasta
hace poco, yo era tranquila, alegre, sonriente, positiva, optimista… Una de mis
mejores virtudes siempre ha sido estar a buenas con todo el mundo, me gustan
todas las personas, me fijo en las cosas buenas, admiro a todo el mundo por
muchas razones, y de cada persona siempre me quedo con lo mejor. Soy
reforzante, porque creo que el refuerzo positivo es una de las mejores armas
que tenemos a nivel social. Soy humilde, tanto para hablar como para escuchar y
respetar lo que otros dicen. Y no dejo de ser así!, pero en algunos momentos me
transformo. El dolor, la decepción, la frustración que me ha estado acompañando
en estos últimos años, saca lo peor de mí. Llevo mucho tiempo sintiendo que no
me apetece estar con la gente, me satura la negatividad y los problemas a mi
alrededor, excepto cuando estoy trabajando, que por suerte consigo separar y
centrarme en la persona que tengo delante (dejando de ser yo).
La forma en
la que estoy llevando algunos problemas al extremo. Eso tampoco es propio de
mí. Pero esto es Ansiedad pura, lo sé, lo reconozco en seguida. Pierdo mi
capacidad resolutiva y me acabo metiendo a mí misma en un pozo oscuro y sin
fondo, donde todo es terrible y catastrófico, y todo me parece una amenaza a mi
bienestar. Me encuentro a la defensiva, y lo peor es que no me doy cuenta de
todo esto en el momento que me estoy sintiendo así. Me parece tan real!. Pero
son mis miedos los que hablan y toman el control, no mi razón. Quiero volver a
ser una persona razonable, que medita con calma las cosas, que busca opciones y
recursos para calmarse y pensar con coherencia, y que mantiene el control en
situaciones de tensión.
Y otra parte
de mí, aunque en esta parte sí me reconozco completamente, es mi naturaleza
obsesiva y mi necesidad de tenerlo todo bajo control. Me tranquiliza tener
respuestas, y sobre todo me tranquiliza entender las cosas y saber qué está
pasando en todo momento. Pero esto ahora es imposible, y también es peligroso,
porque muchas veces me lleva a buscar respuestas en lugares equivocados. Por
ejemplo, creo que me está influyendo mucho el grupo de Whatsapp y todo lo que
se dice en él. He tomado la decisión de no leer lo que se comenta ni volver a
preguntar más dudas, porque no son ellas las que me tienen que guiar y
responder, porque están igual de perdidas que yo en estas cosas, pero como hay
personas que hablan con tanta firmeza y seguridad, me confunden y acabo
creyendo que tienen razón y que saben lo que están diciendo. Y NO ES ASI. Sólo
Juana puede darme las respuestas que necesito, y eso es lo que tengo que hacer,
trasladarle a ella las preguntas y escuchar sólo sus respuestas, sin
adelantarme ni dar nada por sentado. He decidido silenciar el grupo y no volver
a participar de él. Y sólo voy a mantener el contacto con las dos personas con
las que hablo por privado (que además una de ellas se ha salido de este mismo
grupo, por saturación, cosa que entiendo perfectamente). Al fin y al cabo ellas
son las que siento que son más parecidas a mí y con las que mejor me entiendo,
aunque también cargan sus inseguridades y frustraciones, como es normal.
No puedo
pretender saberlo todo y entenderlo todo. Mi problema, y la infertilidad en
general, es un campo TAN amplio, que si pretendo saberlo y entenderlo todo, me
estoy perjudicando a mí misma. Esta no es la actitud, tengo que aprender a
confiar. Lo más chistoso de todo, es que yo misma hago esta reflexión a muchos
de mis pacientes sobre mi trabajo, les digo que no es posible concentrar años
de experiencia y de estudio de la psicología humana en unas pocas horas de
terapia, y que hay cosas que tienen que creerse sin comprenderlo del todo o sin
tener toda la información, simplemente confiando en mí y en que sé lo que estoy
diciendo. ¿Y no estoy haciendo yo justamente eso con Juana?, pretendo dominar y
conocer a fondo todo lo que me está pasando y eso es imposible, ni soy
ginecóloga ni soy experta en reproducción asistida. Tengo que parar. Por una
vez, tengo que “abandonarme” a otra persona, a un equipo de trabajo que lleva
años y años dedicado a estas cosas y que por supuesto saben mucho más que yo y
tengo que fiarme de todas las decisiones que van tomando, incluso aunque en
algún momento puedan cometer algún error o equivocarse. Lo cual no quiere decir
que tenga que dejar de preguntar y de intentar comprender, pero con paciencia y
respeto. Claro que quiero saber cosas y que me cuenten y me den información,
pero cuando corresponda y a quien corresponda. Además, no puedo decir que no se
me hayan explicado las cosas, al contrario, siempre que he preguntado, me han
respondido, tanto en CREA como en Juana Crespo, con mucho detalle e interés en
ayudarme a entender. Pero aún así, hay cosas que se me seguirán escapando. Y
ahí es donde tengo que aprender a confiar aunque no lo tenga todo bajo control.
Lo que está
claro es que necesito hacer un cambio de actitud y de mentalidad. ¿Y sabes
quién me ha ayudado a percibir y entender todo esto?. La misma Juana!. Porque
cuando estuvimos el Jueves pasado en la consulta, me echó un pequeño
“rapapolvo” al respecto. Me lo decía asertivamente, sin agresividad y con mucho
tacto, pero muy seria. No recurrió a las bromas como otras veces (y eso hasta
me asustó, porque se notaba que lo decía completamente en serio y preocupada).
Y menuda mirada más penetrante tiene esta mujer!!!. Reflexionándolo después con Goku, me di cuenta de que en el fondo se estaba tomando bastante empeño e
interés en tranquilizarme, en ayudarme a cambiar de actitud, porque sabe que
estar así no me conviene. Y se lo agradezco. Me dijo que notaba cuando a
alguien le estaba costando confiar en ella, que no puede estar todo el tiempo
justificando su trabajo, que tengo que dejarla hacer y darle confianza, porque
así es como ella mejor trabaja. Que me despreocupe, que ella me va a dar un
hijo, pero antes tiene que lidiar con mi problema uterino, y que lo conseguirá,
que confíe más en ella y ponga de mi parte, porque realmente, lo único que
tengo que hacer es dejarme en sus manos y pensar que todo va a salir bien. Que
si ella no nota esa confianza por mi parte, le va a ser mucho más difícil.
Tiene toda la razón y así se lo dije. Goku no lo duda ni un instante, le dijo
varias veces que por su parte tiene nuestra TOTAL confianza. Pero Juana no le
estaba hablando a él, me estaba hablando a MI. Y francamente, necesitaba
escucharlo, ahora lo sé. Me he estado dejando llevar más por mis miedos que por
la confianza en la Clínica, y al final me estoy perjudicando más a mí misma de
lo que creía que me podrían perjudicar ellos. No hay nada que no tenga solución,
y sé que estoy en las mejores manos posibles. Se acabaron ya las dudas, desde
luego estoy dispuesta a cambiar esto, más por mí que por nadie. Más por mi bebé,
incluso, que por nadie…
Uffff,
necesitaba soltar todo esto!. Y además, voy a tener que tragarme mis palabras y
mis inseguridades. Porque en la revisión se comprobó que la cirugía ha ido
perfecta, que no se han producido más adherencias y que todo está bien por esa
parte. El endometrio es el que sigue dando guerra. Es probable que una dosis
tan bajita de valerato de estradiol, a mí no me funcione para conseguir que
crezca como toca. Pero es preferible ir paso a paso y encontrar la dosis adecuada,
porque tampoco convendría pasarse, y menos después de una cirugía. Así que me la
han subido y mañana vamos a ver cómo sigue respondiendo mi cuerpo. Este ciclo
ya está perdido, pero no pasa nada, más o menos ya contábamos con ello, y nos
está sirviendo para ajustar la dosis de forma más precisa.