miércoles, 21 de agosto de 2019

SIGO EMBARAZADA Y SE LLAMA ANGELA


Tengo que decirme tanto que “estoy embarazada”, que acaba pareciendo un mantra en mi cabeza, porque una parte de mí todavía se niega a creerlo y disfrutarlo. Dudo mucho que el disfrute total de este embarazo llegue en algún momento. Y es lo que hay. No quiero castigarme a mí misma por no estar consiguiendo disfrutar al 100% del embarazo porque no es justo. ¿Qué esperaba?. Sigo yendo con el alma en vilo a cada ecografía, sigo echándome a llorar frente a los médicos en cada consulta que tenemos, sigo sintiendo en muchísimos momentos que algo puede salir mal sin esperarlo, y deseando que pasen los días y las semanas rápidamente. Ya sé que esto no es disfrutar. Habrá personas (especialmente si no han pasado por esto), que crean que hacer estas cosas no es sano y que me estoy perjudicando a mí misma. PERO, yo no estoy de acuerdo. Que no es algo positivo estamos de acuerdo todos, eso no lo discuto, pero es ABSOLUTAMENTE NORMAL, y no me perjudico a mí misma al hacerlo, sino que me ayudo a pasar por esto con mis miedos e inseguridades, aceptándolos y admitiéndolos. Esto no quiere decir que no luche contra este estado, ni busque ningún recurso para calmar mi mente o buscar la racionalidad (eso sí sería perjudicarme a mí misma, y mucho!). Que nadie venga a decirnos lo que debemos pensar o lo que debemos sentir ante la infertilidad, ya sea dentro o fuera de este mundo.

Y dicho esto, de algo de lo que sí que me arrepiento un poco es de no estar confiando en Ángela y en su capacidad para luchar y sobrevivir. Ayer le decía a Goku que tenemos que intentar mejorar en esto, porque ella no nos ha dado ninguna evidencia de que algo puede estar yendo mal en ningún momento, lo ha hecho súper bien desde el principio, a su alrededor todo son buenas noticias, y no puede ser que seamos precisamente nosotros, sus padres, quienes más dudemos de que pueda llegar a conseguirlo.

Ayer tuvimos la Ecografía Doppler de las 18 semanas. Me había obsesionado unos días antes con que debería de notarla ya y sentir sus movimientos aunque sólo fuera levemente, porque además con la tripa que tengo, es lo primero que me suele preguntar todo el mundo: ¿ya la notas?. Y yo no sé preocuparme sólo un poquito, yo tiendo a obsesionarme con las cosas. Así que empecé a temer que algo no fuera bien, porque creía que ya debería de notar las dichosas burbujitas de las que todo el mundo habla, y yo no notaba nada, aunque me concentrara mucho en mi cuerpo y mis sensaciones. El miedo con el que yo acudí ayer a la Ecografía se parecía más al terror que otra cosa. Me veía volviendo a casa con el alma destrozada de nuevo, me pasé casi toda la mañana llorando y preparándome para lo peor. Pero todo está perfecto, Ángela se movía muchísimo ayer aunque yo no note nada, lo que pasa es que el médico me explicó que todavía no tiene tanta fuerza como para hacerse notar, que es posible no notar nada hasta la semana 20-22 en muchos casos, que depende del tamaño del bebé, de su fuerza, de mi útero, y de tantas variables que no es posible determinar en qué momento se empezará a notar, que puedo estar tranquila que no le pasa nada a mi bebé, y no hay por qué preocuparse.

Se llama Ángela porque es un nombre que siempre nos ha gustado y además es muy significativo para nosotros. En mi concepto de la vida y de la muerte, mis anteriores embarazos y todos mis anteriores embriones, son angelitos, aunque sea algo contrario a la religión católica, que defiende que los ángeles no son humanos ni lo han sido nunca. Pero a mí siempre me ha parecido una forma muy romántica de verlo y de tenerlos presentes en algún lugar. Y Ángela me parecía el culmen de todos ellos, por los que tanto hemos luchado (8 angelitos). A mi alrededor no conozco personalmente ninguna Ángela, así que también evito asociarla con nadie que conozca. Será la primera Ángela importante de mi vida. Será lo más bonito que voy a tener nunca…